Ramón Emeterio Betances
2-La invasión de Cesáreo Guillermo
La invasión contra el Gobierno del Partido Azul que encabezaba monseñor Arturo de Meriño desata una serie de cartas sobre el proceder de la República. Al salir la invasión desde Puerto Rico, el Gobierno dominicano a través de Betances acusa al Gobierno español de haber permitido y participado en la invasión. Cesáreo Guillermo, un líder de las ínsulas interiores, logra apoyo de las autoridades españolas. Se vale de una casa comercial en Ponce para conspirar contra el Gobierno Azul, encabezado por los liberales.
Ramón Emeterio Betances escribe en París a su homólogo español una nota de protesta del Gobierno que representa. Llega a vislumbrar la posibilidad de llevar el asunto a los tribunales españoles, pero, por falta de recursos y a pesar de las ingentes diligencias que realiza, esto no puede llevarse a cabo. También responde a publicaciones periodísticas que tergiversan la participación española en la invasión de Guillermo. Betances, con conocimiento de causas, que muestra lo enterado que estaba en París de lo que ocurría en Puerto Rico, muestra cómo no era posible que la seguridad española desconcierta la presencia de los insurrectos dominicanos que se entrenaron en la ciudad del sur Borinquen.
El general Cesáreo Guillermo, quien había sido presidente de la República en 1878, invadió el 29 de julio de 1881 por la playa de Punta Cana cuando el Gobierno de Fernando Arturo de Meriño había promulgado el decreto edicto de San Fernando (mayo 1881) que dispone pasar por las armas a todo el que se levantara contra el orden constitucional establecido. El ministro de Guerra a la sazón lo era Ulises Heureaux, muy cercano al general Gregorio Luperón y una de las espadas de la Restauración de la República. Las tropas entraron en combate en Higüey, donde fue herido Heureaux; luego Guillermo escapó y fue perseguido por las tropas del Gobierno que entablan combate en El Seibo (Vigil Díaz, “Lilís y Alejandrito”, 1956). Mientras un grupo de sus seguidores, como los hermanos Botello y el poeta Ortea fueron fusilados en Higüey. Este acontecimiento presentó el perfil de un hombre como Ulises Heureaux, que luego sería candidato y ganaría la presidencia en 1882. Heureauxgobernó con puño de hierro hasta 1899. Guillermo, luego de unos combates, se suicidó en 1885 en Azua.
2-El banco de París
Otra vertiente del trabajo diplomático de Ramón Emeterio Betances en París fue su dedicación a los asuntos de fomento económico. De inicio se nota su preocupación en la modernización de las estructuras productivas. Esto se puede notar en sus ideas sobre la construcción de un ferrocarril en Haití. Betances ve en el hecho posibilidades de que se una el proyecto haitiano con el dominicano, y que pueda conectase con Barahona. También se proyectaba una vía fluvial que uniera la laguna de Haití con el Lago Enriquillo, que sería navegado por barcos livianos. En una carta expresa su preocupación de que los dominicanos no aprovechen ese proyecto, pues los frutos del valle de Neiba podrían ir a parar a Haití en desmedro de los aranceles aduanales dominicanos. Desde un principio, trabaja Betances con las concesiones de minería, sobre todo con las compañías o tenedores de derechos en las salinas del Sur.
Otro proyecto importante fue la creación del banco de París en Santo Domingo, primer emplazamiento del capital internacional en RD, que fuera diligenciado por Betances y el general Gregorio Luperón, quien fue ministro plenipotenciario de la República Dominicana en Europa bajo el Gobierno de Ulises Heureaux. Betances orienta las formas del convenio entre la empresa francesa y el Gobierno domi
nicano. Cabe señalar que objetó la presencia del señor Eliseo Grullón, quien se hizo nombrar representante del banco en Santo Domingo. Con esta acción, el banquero Grullón, quien era un consejero de Heureaux, buscaba tener el dominio económico de la plaza. Betances vio como indelicada la participación de este banquero y funcionario en las negociaciones. También hizo certeros señalamientos cuando el proyecto no fue enviado al congreso y de forma muy enfática dijo que no se vería bien un proyecto de esta categoría firmado por un dictador. Se deja ver en esta acción a un Betances institucionalista que va en contra de las prácticas corruptas y personalistas que eran comunes ya en la República Dominicana.
Los consejos de Betances fueron aceptados y el Banco de París se instaló en Santo Domingo.
El banco sirvió de acicate para la modernización del país, pero el desgobierno y la situación cambiaria que afectaron la economía dominicana, causaron problemas que impulsaron a Ulises Heureaux a sacar sus caudales del banco, lo que hizo de forma contraria a los convenios internacionales. Esto provocó una protesta diplomática y una amenaza militar de Francia a Santo Domingo.
Esto provocó una protesta diplomática y una amenaza militar de Francia a Santo Domingo.
2-La política de inmigración
El liberalismo
Dominicano tomó muy en serio las ideas modernizadoras y existía en La Española un deseo de modernidad que posibilitó la construcción de trenes y las formulaciones de proyectos, en los que no dejó de estar presente el trabajo de filibusteros, aventureros y oportunistas. Betances fue uno de los primeros en advertir sobe esos carpetbaggers que llegaban al Caribe y prometían proyectos fabulosos de modernización. Uno de los puntales de ese proceso es el de la emigración de europeos a América. Planteamiento que se dio en muchas de las repúblicas americanas, como imitación, a veces, del modelo de desarrollo de Estados Unidos. Muchos de los intelectuales dominicanos tuvieron la convicción que este extremo podría llevar al progreso a nuestro país. Ya en la Constitución liberal de 1870, que marca el periodo de verdadero afianzamiento del sector liberal, como lo dijo Pedro Henríquez Ureña, y lo ha reafirmado la historiadora Mu-Kien Adriana Sang Ben (“Buenaventura Báez, el caudillo del Sur, 1991”), aparece la figura de la inmigración en la posibilidad de que los nacidos en América, incluyendo a los puertorriqueños que eran ciudadanos españoles, adquiriesen la ciudadanía dominicana, si así lo solicitaban.
La conveniencia del fomento económico
- La conveniencia del fomento económico
Betances escribe desde París sobre la importancia en la emigración para la República, sobre los esfuerzos que hacía para lograrla y también proponía políticas de organización que la posibilitaran: como la creación de sociedades benéficas que recibieran a los inmigrantes, la seguridad de que tendrían tierras, semillas y facilidades para realizar su trabajo en procura del fomento y desarrollo de la producción de productos para la exportación. Cabe decir que Betances unió a los liberales de ambas islas y que tuvo muy presente la conveniencia de las inversiones y el comercio. Ayudó a varios puertorriqueños a invertir en República Dominicana (Robiou Lamarche, Sebastián: “De aquí y de allá, escritos en el tiempo y el espacio” 2016). Como lo hizo con Pedro A. Lluberes, quien desarrolló la lotificación y urbanización de parte oeste de la ciudad extramuros.
No hay que dejar de lado otras actividades de Ramón Emeterio Betances en Santo Domingo como su labor de médico y filántropo. Como galeno tuvo consulta en la actual calle Padre Billini, dejando una buena cantidad de pacientes que le estimaban y recordaban (Alemar, Luis E. “La ciudad de Santo Domingo”, 1980). También dio consultas gratuitas en las tardes y se ocupó de gestionar el diseño y traslado desde París de la estatua de Cristóbal Colón que la ciudad le erigió al descubridor del Nuevo Mundo con motivo de cumplirse los cuatrocientos años del acontecimiento. Huelga decir que Colón era, en la visión de los modernizantes, una de las figuras señeras de la civilización occidental en América.