La política es después de la filosofía la ciencia más pura y más digna que pueden albergar las inteligencias nobles. Esa frase de Juan Pablo Duarte la llevo conmigo desde que cursaba la primaria en la Escuela Pedro Francisco Bono (hoy María Josefa Gómez) de mi natal Salcedo.
El concepto Duartiano de la política es el referente que explica su entrega total a la causa del pueblo dominicano. Se trata de la política al servicio del bien común, la política para la liberación, para el ejercicio democrático de una ciudadanía activa, es la política para la transformación.
Desde esa perspectiva duartiana de la política es que se puede entender el paso dado por el Partido de los Trabajadores Dominicanos de poner su plataforma y reconocimiento legal como partido político reconocido al servicio de la constitución de una organización política mucho más diversa y plural que representa un amplio movimiento nacional y que sus integrantes hemos denominado como La Fuerza del Pueblo (FP).
Dice un conocido refrán popular que “el ladrón juzga por su condición”. Es por ello que cierta gente dedicada a un periodismo del chantaje, y puesto al servicio del mejor postor, no pueden concebir la política como más que un mero negocio. Esas personas siempre han calificado a Duarte como un iluso y al profesor Juan Bosch como un simple intelectual que nunca le interesó el poder. A ese tipo de gente no les puede caber en su cabeza que una Organización política decida dar un paso patriótico al frente sin ningún otro interés que no sea el de procurar la libertad, la justicia y el bienestar del pueblo dominicano.
La Fuerza del Pueblo (FP) no solamente se ha montado en la plataforma del PTD sino que asume como referencia los documentos fundamentales del PTD, el lema de “Bienestar, progreso y democracia para todos” y los colores verde y negro, el Himno del 14 de Junio y sobre todo asume el compromiso de luchar por la instauración de una democracia plena en la República Dominicana. Una democracia basada en el respeto a la Constitución y la institucionalidad, pero asume al mismo tiempo el desafío de promover el crecimiento económico con equidad y se declara desde ya como una fuerza ambiental que hará todos los esfuerzos para que el territorio de Quisqueya sea un modelo ambiental de referencia mundial.
Tenemos en la Fuerza del Pueblo el enorme compromiso de hacer una contribución a un cambio radical del ejercicio político en la República Dominicana. Por el camino de la politiquería, el clientelismo, el paternalismo y el engaño al pueblo no hay manera de enfrentar seriamente ninguno de los grandes problemas que afectan a la República Dominicana.
Con prácticas electorales fraudulentas, con la compra de votos, con el uso de puntos de drogas como mecanismo de obtención de votos y otras deleznables prácticas lo que se produce es una degradación de la política que hunde al pueblo en un estercolero y en la miseria moral, política y económica.
Teniendo como referencia a Duarte y Bosch, a Ercilia Pepín y Minerva Mirabal y a los luchadores que en diferentes momentos de nuestra historia han trazado la ruta de la patria construiremos una fuerza moral, una fuerza innovadora, una fuerza del pueblo capaz de impulsar las transformaciones democráticas, económicas, sociales y ambientales que garanticen la tranquilidad, la libertad plena y la felicidad del pueblo dominicano.