Resulta difícil comprender cómo ha cambiado el perfil de los dominicanos que quieren irse. Anteriormente muchos emigrantes salían del campo y sólo venían a la ciudad para tomar un avión e irse fuera del país. En la sociedad dominicana de entonces, era bastante comprensible que esto ocurriera, puesto que se estaba iniciando el desmantelamiento del aparato productivo nacional en materia agropecuaria.
Lo que me llena de sorpresa y a la vez me entristece, es que los que quieren irse ahora son los de un nivel más alto socialmente hablando; pertenecen a la clase media que tuvo el beneficio de educarse bien y prepararse para servirle a un país que los necesita.
Hace unos días estábamos cinco personas en una mesa , hablando de esos temas que me apasionan , de los cinco cuatro expresaron su real deseo de organizar sus vidas para emigrar ; con un asombro poco usual en mí , me levanté y les dije : ¿ Por qué quieren irse? Sin tiempo que perder María fue la primera en responder, me dijo: ¿Tú sabías que para educar a mis hijos, por lo menos con el nivel que tuve yo, tengo que gastar como un rico, pero mis ingresos no son como tal? , a lo que yo respondí muy sonriente y esperanzado: ¡El gobierno ha invertido como nunca antes en la educación y ahora hay escuelas por doquier, aprovecha eso! A lo que cabizbaja me dijo: ¿viste la evaluación de los estudiantes en el sector público? ¿Viste sus calificaciones? Yo, como optimista por vocación, inmediatamente repliqué y dije: ¿y la salud? Mira ahora hay más hospitales al servicio de los dominicanos, rápidamente Pamela respondió: Pedro René, sólo usan esos hospitales los haitianos y los dominicanos pobres. En esos hospitales te mueres en la camilla de un pasillo cualquiera… Pasaron unos segundos de silencio, y a Mabel no tuve que decirle nada, sólo dijo lo siguiente: Yo no puedo criar a mis hijos con la misma libertad que mis padres me criaron a mí, aquí no hay seguridad para los ciudadanos. Yris, fue más directa y dijo enérgicamente: ¡Pedro, este país es para ricos y pobres, ninguno paga impuestos!
Finalmente yo no pude contagiarlos de mi optimismo, porque realmente tenían argumentos suficientes para ver con pesimismo su situación. Yo cerré el tema para seguir con nuestra velada, diciendo: “No culpemos a nadie de lo que nos pasa, los culpables somos nosotros mismos, que nos olvidamos del vecino y sólo procuramos resolver nuestro problema particular. Debemos unirnos para buscar el bienestar colectivo, ser más exigentes y no conformarnos con lo que tenemos. Irse del país, es pensar de manera individual y tomar el camino más fácil, porque habrás salido tú del problema, pero dejaste el problema en su máximo apogeo, pudiendo ser parte de la solución”.