SAO PAULO. El presidente Michel Temer insistió el martes en que se mantendrá en su cargo hasta que culmine su mandato en diciembre de 2018, pese a los exhortos para que renuncie por acusaciones de corrupción, y prometió seguir adelante con las medidas de austeridad para sanear la economía de Brasil.
Temer ha estado bajo presión desde que la fiscalía inició hace dos semanas una investigación por obstrucción de la justicia y corrupción pasiva.
El mandatario rechaza los señalamientos y acusa a un prominente empresario de estar conspirando en su contra. Se mostró desafiante al dirigirse a una audiencia en general amistosa de líderes empresariales en el Foro de Inversiones de Brasil.
“Hoy estamos en el camino correcto. Volvimos a enderezar el rumbo del país”, dijo, y añadió que el próximo presidente encontrará “la casa en orden”.
Según encuestas recientes, el respaldo popular a Temer es menor al 10%, y ocho ministros de su gabinete están siendo investigados por denuncias de corrupción. Ante las recientes protestas callejeras, varios partidos en el Congreso han abandonado la coalición de gobierno.
Por otro lado, la corte electoral prevé iniciar deliberaciones la semana próxima acerca de si Temer debe ser destituido por financiación ilegal de su campaña de reelección como vicepresidente en 2014. El mismo juicio podría despojar de sus derechos políticos a su predecesora Dilma Rousseff, a quien sucedió el año pasado después de que ella fue destituida.
Horas más tarde el martes, el juez Luiz Edson Fachim le autorizó a la policía federal que tome el testimonio de Temer en torno a las acusaciones que enfrenta, pero el presidente tendrá el derecho de hacerlo por escrito, como prefiere su defensa.
Se prevé que Temer reciba las preguntas en unos 10 días, y contará con 24 horas para responder.