La profesora María Rodríguez Montero, con dos querellas interpuestas en la fiscalía del Distrito Nacional, en las que acusa de acoso al director del Liceo Unión Panamericana, Evangelista Batista Roa, pide al Ministerio Público poner atención a su caso pero igual lo solicita a Educación y a la Asociación Dominicana de Profesores.
Por casi dos años ha sostenido su acusación de que ese superior le agarró los glúteos en tres ocasiones, le trató de forma ofensiva delante de sus compañeros e incluso de estudiantes y la ha perseguido a lugares que frecuenta y siente confabulación en su contra.
Asegura que además de su ultraje, también indicó a las autoridades que ese educador habría molestado a alumnos menores de edad y que suministró las informaciones necesarias para armar expedientes con las suficientes piezas probatorias para procesarlo y condenarlo.
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“Si esto queda así, parecerá que es encubierto por la cartera y por los gremialista, que lo protegen. Por esto, hay que investigar esas situaciones para dar con la verdad”, manifestó la maestra.
Dijo que acudió ante el Ministerio Público y que el órgano no procede a investigar ninguno de los casos, pese a su gravedad, incluso una querella no aparece registrada.
Deshacer el temor
Rodríguez llamó a las víctimas a que rompan la cadena del miedo y acudan a denunciar sus casos y a exigir sanción.
La docente, con tres proyectos de matemática innovadora con los que ha ganado dos concursos del Comité Latinoamericano de Matemática Educativa, vuelve a contar sobre su viacrucis y afirma que en la Fiscalía Barrial de Villa Juana retuvieron tres expedientes por más de un año y al final, el fiscal conoció una vista innecesaria para ayudar al imputado, mientras, que a ella le dio un trato desconsiderado al intentar obligarla a sentarse al lado de su agresor.
Narra que luego de escuchar las partes, sobreseyó (cerró) uno de los tres y lo envió a la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género Intrafamiliar y Delitos Sexuales.
Muestra su decepción por el manejo que asevera da esta dependencia, donde acude con frecuencia en busca de justicia.
Explica que hace cerca de dos meses solicitó una copia certificada del expediente y no ha habido forma alguna de que la entreguen, y que encima debe aguantar a su agresor anunciar con bastante seguridad que a ese caso le darán un archivo definitivo.
La querellante entiende que un asunto tan especial, no debe ser cerrado de manera tan simple, que su experiencia es de asombro, delicada y peligrosa y exhorta a dar un ejemplo de equidad.
Expone que lograron la suspensión de Batista Roa y continúa de regente el sacerdote Wilfredo Montaño, a instancias de la sociedad de padres.
Ya antes, la profesora aseguraba a este diario que después de la primera querella los ataques arreciaron y relataba un escenario de maltratos y humillaciones, contra el que dice no ha tenido respaldo, solo más agresiones y amenazas.
Sostuvo esa vez que fue convocada junto a su presunto acosador al distrito educativo 15-03, donde la directora, Francia Gisela Chalas, la ignoraba y que el 24 de febrero, Wellington Mejía, director interino de Pensiones y Jubilaciones de Educación y Scarlyn Rivera, de Gestión Humana, de la regional 15 la insultaron y conminaron a entregar su teléfono, que revisaron.