“¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”
Vincent Van Gogh
Iniciando un nuevo año es mucho lo que se pone en movimiento, a nivel interno y externo. El 2020 es el año de la creación consciente. El universo entero nos habita. Todos los elementos están en nosotros. Para comprender mejor el modo en que creamos la realidad que vivimos, vamos a recordar algunas ideas planteadas por la física cuántica:
1.Hay un campo de energía que conecta todo lo que hay en la creación.
2.Dicho campo juega los papeles de recipiente, puente y espejo de las creencias que albergamos.
3.El campo está en todas partes (no está localizado) y es holográfico. Todas sus partes están conectadas con las demás. Y cada parte refleja al todo a una escala inferior.
4.Nos comunicamos con el campo a través del lenguaje de la emoción.
Hace 25 años dejé mi trabajo en una prestigiosa casa farmacéutica alemana, para dedicarme a ser “terapeuta holística”. Escuché el término en las clases de astrología que por aquella época tomaba ¡y me fascinó! El asunto era que la gente no entendía lo que deseaba comunicar y me cansé un poco de explicarlo.
Hoy día sigue siendo un término poco conocido, sin embargo, no hay una mejor manera para denominar lo que hago. Un ser holístico es alguien que se ve a sí mismo como un todo congruente, armónico e integrado. Generalmente, las personas ven sus partes de un modo separado. Atienden el dolor del cuerpo con el médico, el dolor emocional con el psicoterapeuta, el dolor mental con el psiquiatra y el dolor existencial con un guía espiritual.
Cuando estudié la psicología transpersonal del Dr. Stanislav Grof, me dí cuenta que el dolor físico puede estar relacionado con un tema emocional y un problema mental puede tener su raíz en una crisis espiritual. La mirada holística es circular y ve todo relacionado con el centro de nuestro ser. Después de algunos devaneos, hace más de una década me presento como terapeuta sistémica, una rama de la psicología humanista que busca una aproximación al cliente junto a todas sus relaciones y modelos de comunicación.
Aunque no era muy consciente de cómo iban emergiendo las diversas etapas que he vivido, cada cambio ampliaba el movimiento anterior sin que tuviera que abandonar lo que había sido. El poeta y dramaturgo británicoAlfred Tennyson dijo: “Nunca será tarde para buscar un mundo mejor y más nuevo, si en el empeño ponemos coraje y esperanza”. La expansión más reciente de mi carrera ha sido con los rituales sistémicos y la rueda medicinal.
Un ser circular está en armonía amorosa con todo y todos. Somos cuerpo, mente, emociones y espíritu (tierra, aire, agua y fuego). Gracias a la diversidad con que se expresan los elementos, vivimos en un mundo de diferencias. Sin embargo, todas las cosas visibles e invisibles se originan solamente a partir de una fuente de vida, el centro que llamamos Yo Soy.
El 2020 es un año 4 (2+0+2+0=4). Reconocer las cuatro caras de la unidad, de donde surgen los elementos, nos posibilita el desarrollo de una consciencia espiritual, que nos lleva de retorno a la unidad.
-El elemento agua (emociones) posee propiedades magnéticas, nutre y sustenta. Las emociones son altas vibraciones de energía que se irradian hacia los centros físicos y mentales, propios y ajenos. Las emociones se contagian.
-El elemento fuego (espíritu) posee propiedades eléctricas y creativas. El espíritu es energía pura e inmortal y siempre se manifiesta. El espíritu se fortalece a través de experimentar diferentes situaciones relacionadas al Amor Incondicional.
-El elemento aire (pensamiento) facilita la coexistencia del fuego y el agua. El pensamiento nos permite comprender el mundo. Cuando integramos lo masculino y lo femenino en nosotros, la mente nos revela la Verdad.
-El elemento tierra (cuerpo) es la amalgama que une el fuego, el agua y el aire, que según las proporciones, hace posible la manifestación. El cuerpo es nuestra parte visible. Al tener masa está sometido a las leyes de la física (inercia, gravedad y espacio-tiempo) y a las leyes químicas, produciendo cientos de substancias con características muy poderosas (hormonas, aminoácidos, saliva, sangre, etc).
Los cuatro elementos de la naturaleza se expresan en los temperamentos colérico, sanguíneo, melancólico y flemático. A su vez, cada uno de ellos se manifiestan en tres tipos: líderes (cardinales), hacedores (fijos) y mediadores (mutables), que dan lugar a los doce signos de la rueda zodíacal.
Hace unos años, cuando estudiaba medicina tradicional china se me quedó grabada una frase: “Somos árboles andantes”. Los árboles son expresiones de la magia que ocurre por la lenta explosión de una semilla, expresó bellamente Bruno Munarini. Las raíces de un árbol absorben el agua y los minerales necesarios para su crecimiento (elementos agua y tierra). El árbol respira a través de sus hojas (elemento aire) y recibe luz y calor de los rayos solares (elemento fuego).
El organismo humano también contiene los cuatro elementos. En el cuerpo, la desarmonía con los elementos se expresa en forma de enfermedad. Especialmente sí obstruimos o abusamos de la energía del agua, fuego, aire y tierra en nosotros. Todo lo que se expresa como dificultad, lucha, rechazo o exclusión señala una parte que no ha sido reconocida.
Si prendiéramos fuego a un árbol, los elementos serían liberados de la madera. El agua se evapora. La luz que por largos años brilló sobre el árbol se quema en una poderosa llama, el oxígeno que el árbol contenía facilitará que este proceso de quema de energía y nutrientes lo transforme en cenizas, que nuevamente servirán como una fuente de minerales para otras formas de vida.
A principios de año las quemas purificadoras son muy recomendables para limpiar las energías que han quedado del viejo año y diseñar conscientemente el 2020. Por primera vez estoy segura de a dónde deseo ir y estoy dando los pasos para que las cosas ocurran.
Reconociendo lo especial que es para mí este año 2020, cada día he entrado en conexión con el palo santo, una madera evocadora que ha sido utilizada como incienso durante siglos, para recibir los beneficios de sus propiedades espirituales.
El Palo Santo es un árbol milenario originario de América del Sur. Lo encontramos en los bosques de Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil. Florece en los meses de abril a mayo y dá frutos en el período comprendido entre julio y agosto. Su principal característica es la densidad y dureza de su madera, de aroma dulce e intenso, con toques cítricos.
Solo se enciende una extremidad del palito. Aguantamos la llama unos instantes y luego lo apagamos. Inmediatamente, un humo blanco y aromático emanará de la madera, expandiéndose por todo el lugar. Prender un leño de Palo Santo y agitarlo para obtener su aroma, es una experiencia mística.
Al quemar un Palo Santo en una ceremonia ritual extendemos una invitación para que la buena suerte nos visite. Quien lo utiliza se abre a recibir sus beneficios, llenando su “aquí-ahora” de magia y creatividad. Aun sin encender, el Palo Santo es un potente protector. Para mí es un excelente aliado para ir de forma segura a lo siguiente en nuestras vidas. A sido un gran aliado para entrar en la energía de nuevo año.
Algunas utilidades del Palo Santo son:
1. Alejar las energías negativas.
2. Expeler en tu espacio energía limpia y renovada.
3. Promover la atracción de pensamientos positivos.
4.Facilitar la relajación.
5. Profundizar la conexión con la pareja.
6. La capacidad mística de conducir las buenas energías.
7. Aromatizar el ambiente.
8. Permitir una conexión espiritual profunda.
9. Sahumar.
¡Feliz y venturoso 2020!
Que este año sea bueno y dulce como la miel.