Putin: destinado al fracaso

Putin: destinado al fracaso

Rosario Espinal

No hay dudas de la superioridad militar de Rusia sobre Ucrania, pero las guerras no se ganan solo con armas, y mucho menos en estos tiempos como lo demostró Afganistán. Putin está destinado al fracaso en su aventura militar en Ucrania por diversas razones. Estas son algunas.

Primero, la idea de aplastar militarmente a un país sin que exista una razón de extrema necesidad no tiene cabida en el mundo de hoy. La búsqueda de la paz supera con creces el uso de la fuerza en la subjetividad de mucha gente. Hasta apologistas de Rusia se ven precisados a decir que no están de acuerdo con la invasión a Ucrania, aunque a seguidas pasen a identificar pecados de otros para indirectamente justificarla.

Segundo, a pesar de que en la parte oriental de Ucrania habita una población de origen ruso, la mayor parte del pueblo ucraniano quiere una alianza con Europa, no con Rusia. Lo mismo sucede con otros países vecinos de Ucrania que formaban parte de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

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Tercero, la invasión rusa a Ucrania ha puesto en alerta a los países de Europa Oriental como Polonia y Hungría, que tienen presidentes de corte autoritario parecidos a Putin, pero ya son parte de la Unión Europea. Sus pueblos vivieron bajo el dominio ruso por muchos años y no desean volver a eso.

Cuarto, la invasión también ha puesto en alerta a los países de Europa Occidental que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial han vivido bajo la protección militar de Estados Unidos y la OTAN. Si Estados Unidos no sigue asumiendo el rol principal en la defensa militar de Europa, entonces los países europeos reforzarán sus propias defensas, como ha comenzado a hacer Alemania, país al que ninguno de sus vecinos quería ver armado.

Quinto, aunque conflictos como el de Ucrania se enmarcan entre las confrontaciones imperiales, hay una realidad social que no puede obviarse. La inmensa mayoría de la gente en el mundo prefiere emigrar a, o vincularse con los países capitalistas desarrollados que ofrecen mayores posibilidades de prosperidad económica y tienen sistemas políticos de mayor apertura. La gran migración del mundo no se dirige hacia Rusia, sino a Estados Unidos y Europa Occidental.

Sexto, si en su desesperación por controlar a Ucrania Putin recurre a mayor violencia contra el pueblo ucraniano, o al uso de armas nucleares, el rechazo mundial a su acción bélica será aún mayor.

Séptimo, las sanciones económicas que imponen Estados Unidos y Europa a Rusia empeoran la vida de los rusos, y eso podría revertirse contra Putin a pesar de su ilusoria promesa nacionalista de reconquista de territorios perdidos hace 30 años.

Octavo, contar con apoyo chino para la acción bélica podría resultar una quimera. Al Gobierno chino podría interesarle más la paz mundial que la guerra para hacer negocios y satisfacer las necesidades y demandas de su inmensa población.

Ojalá termine pronto el conflicto bélico y se concentren en negociaciones de paz para evitar más pérdidas.