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Dedicado a la memoria de un amigo excepcional: Dr. Julio César Castaños Espaillat
Hay que destacar que en Rusia no hay personas “pobres”. Tienen lo suficiente para subsistir. Lo primero en que nos detenemos al pensar sobre la riqueza de Rusia, son sus recursos naturales: el petróleo y el gas natural son las principales fuentes de ingresos. Además, se considera necesario reducir la dependencia de la economía con respecto al precio de los recursos naturales, ampliando el sector manufacturero y agrícola.
Los indicadores económicos de Rusia, hasta finales del 2016, fueron negativos. Aún así, el país cuenta con numerosos recursos naturales. Rusia está llena de enigmas y paradojas.
En 2015, el PIB cayó un 2,8% y en 2016 el precio del petróleo se estabilizó, lo que frenó la caída y se redujo al 0,6%, de acuerdo con Rosstat, la agencia de estadística gubernamental. En 2016 el PIB de Rusia, ajustado a la paridad del poder adquisitivo, fue de 3,75 billones de dólares, la 6ª posición a nivel mundial. No obstante la posición mundial, lo cierto es que gran parte de la riqueza se concentra en las manos de una proporción muy pequeña de la población. De acuerdo con el informe Credit Suisse Global Wealth Report 2016, un 1% de la población de Rusia está en posesión del 74,5% de la riqueza nacional. Según datos de la lista Forbes 2016, en Rusia hay 77 billonarios (con dólares).
Cabe destacar que desde del 1925 hasta el 1991, Rusia se consideraba una nación con un nivel de desigualdad pequeño, a partir de ese año, hubo un crecimiento excepcional de la desigualdad, hasta el punto de ser hoy en día uno de los países con mayor desigualdad.
La poderosa iglesia ortodoxa de Rusia fue la figura central en la que se apoyaron los zares del siglo XVI para mantenerse en el poder por más de diez siglos. Con la llegada de la Unión Soviética se le dio la espalda a la religión, desconectando los lazos directos de los gobernantes con la iglesia. Sin embargo, la Rusia actual, bajo el mandato de Vladimir Putin, ha hecho de la religión, el nacionalismo, el patriotismo y el conservadurismo las piedras angulares del Estado. Esta nueva asociación con la estirpe de poder fortalece, aún más, la posición zarista de Putin.
A nivel internacional, la misión de Rusia es expandir su influencia y autoridad por medio de un fuerte Estado ruso central, que controla el vasto territorio como una fuerza cultural. Esto se ha evidenciado en las recientes elecciones de Autria y Checoslovaquia, que ganó la derecha, con amplia participación de la ultra derecha y en donde, según el Wall Street Journal, se advierte de una Segunda Guerra Fría, con el nivel de interferencia de las agencias de espionajes en los más altos niveles.
La opinión pública, moldeada, en gran medida, por una agresiva y enérgica campaña de propaganda de los medios estatales ganó espacio después de la anexión de Crimea, en marzo, a Rusia.
Dada la debilidad de la integración en el proceso de decisión política y económica del occidente, donde Alemania, que había sido eje central de los 70 años que sostuvieron la Unión Europea (1945-2015), se encuentra en un momento crítico de falta de cohesión, ya que, a los cuatro meses de haber ganado las elecciones, no han podido conformar un gobierno, adecuadamente, y una vez formalizado, por la gran debilidad de las facciones, será un gobierno débil que limitará su accionar como líder de la unión y dificultará la toma de decisiones ante una eventual crisis geopolítica y económica.
Que a nadie le quede la duda de que, ante este escenario, Putin jugará un rol preponderante en las perspectivas económicas y geopolíticas del futuro cercano.