El ciudadano común y corriente, ese que contribuye con el pago de sus impuestos a la financiación de las actividades de los partidos políticos, no sabe porqué a un grupo de organizaciones de la oposición les perjudica tanto, al extremo de que están amenazando con no participar en el proceso electoral del 2024, la aplicación de la resolución 13-23 de la JCE sobre reservas de candidaturas.

Y debe ser por la misma razón por la cual ninguno de los dirigentes de esos partidos, que acaban de depositar en el órgano electoral un recurso de revisión con el que procuran dejarla sin efecto, han querido explicar, de forma y manera que lo entienda todo el mundo (eso también es democracia), porqué consideran que favorece al oficialista PRM. Ayer el vicepresidente de ese partido, Eddy Olivares, declaró a un programa donde lo entrevistaron que a su partido ni le perjudica ni le conviene esa resolución y que simplemente se limitarán a cumplirla, pero aclaró que no le interesa que se vean perjudicados los partidos de oposición.

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Que, insisto, deben explicar mejor porqué sus cúpulas quieren reservarse, para manejarlas con total discrecionalidad, la mayor cantidad de candidaturas posibles en todos los niveles, que no será, de eso pueden estar ustedes seguros, para poder ofertarles a sus eventuales electores los mejores candidatos, los más honestos y capaces; los que se identifican con los problemas y necesidades de sus comunidades y su gente, y están verdaderamente comprometidos con aportarles soluciones.

Pero ese tipo de político está más escaso que las muelas de garza, como desgraciadamente sabemos todos, y la culpa es, precisamente, de las cúpulas partidarias, que se muestran más interesadas en ganar elecciones aunque tengan que aliarse con el Diablo si fuera necesario y conveniente, que en construir una mejor democracia garantizando que los ciudadanos que voten por los candidatos que oferten en sus boletas estarán bien representados.