¿Qué más le falta a Ortega por hacer?

¿Qué más le falta a Ortega por hacer?

José Núñez

Ni siquiera los festejos del 156 aniversario del natalicio del poeta Rubén Darío han mitigado el dolor y la incertidumbre que arropa a Nicaragua.

Ya que en este país, y como si se tratara de un libro de Stephen King, el matrimonio que sostiene las riendas del Gobierno, el presidente Daniel Ortega y su vicepresidenta y esposa Rosario Murillo, acortan cada día más la soga al pueblo.

Y es que Ortega, uno de los rostros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que barrió con fuego y metralla la dictadura de Anastacio Somoza, gobernó entre 1985 y 1990, luego regresó en 2007 y se reeligió en 2011, 2016 y 2021. La fórmula para que el binomio Ortega-Murillo se eternice en el Palacio ha incluido de todo, menos oraciones. Solo basta recordar que en las últimas elecciones presidenciales los opositores –incluida la favorita Cristiana Chamorro Barrios- fueron poco a poco a parar a las cárceles o al exilio.

Ahora Ortega acaba de despojar de la ciudadanía a 317 nicaragüenses, incluido 222 políticos que guardaban prisión y que fueron despojados de sus propiedades y expulsados hacia Estados Unidos. Han sido acusados de “traidores” por el gobierno. En la lista figuran exsandinistas, antiguos funcionarios, exdiplomáticos, activistas de los derechos humanos, académicos, políticos y religiosos, como el caso del obispo Rolando Álvarez condenado a 26 años de cárcel tras negarse a dejar el país.

También han quedado sin nacionalidad 22 periodistas y el poeta Sergio Ramírez. ¿Hasta dónde llegarán Ortega y su lugarteniente Murillo?

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