Brinde con una champaña espumante... que no se pierdan esas tradiciones familiares. Fotos: Fuente externa
Los más comunes. Aquí te decimos los más arraigados, según las creencias
Generalmente, cada familia, cada persona, guarda consigo tradiciones y rituales que al llegar la época de Navidad y de fin de año, retrotraen en ellos esos sentimientos vividos, especialmente en la etapa de la niñez.
Esas tradiciones y rituales con los que solemos vivir eternamente, es importante preservarlos, ya que son parte de nuestro ser, de nuestra cultura, de nuestras raíces, de nuestras familias.
Tanto para la celebración de Navidad como para el Año Nuevo, se hacen, se comen cosas que en cada familia es parte esencial de sus costmbres, que pasan de generación en generación.
Un ejemplo de ello es la cena de Nochebuena, en la que aunque se pongan los platos típicos, propios de esta, hay familias que además le añaden sus toques personales, haciendo honor a aquello que solía poner en la mesa la madre, la abuela, la tía…
Estas celebraciones se convierten en verdadero ritual familiar, y de ahí la importancia de mantenerlos, que se hagan, porque mantienen la esencia, hace que se fortalezcan los valores y creencias, nos remonta al principio, a esos sentimientos bonitos que tanta falta hacen hoy día en la sociedad.
LA Tradición de juntarse
Se pierde cada vez más. Ya, por ejemplo, en vez de llamar directamente, se envían mensajes escritos, un audio, una nota de voz, perdiendo así el contacto por el uso de los dispositivos tecnológicos, que dicho sea de paso son muy importantes, pero no suplen los efectos de estar cerca.
Hoy día, igual las reuniones familiares se están haciendo por “face time”, zoom, videollamadas, dejando atrás el calor humano… en fin una serie de nuevas normalidades que suelen separar físicamente.
Está demostrado, según la ciencia, que el ser humano necesita de la cercanía, de afectos, de un abrazo, de palmadas en la espalda, de mimos, de apoyo…
Para el fin de año
Las familias suelen tener rituales y tradiciones característicos de cada quien, aunque en la generalidad suelen ser muy parecidas.
Para despedir el viejo año, por ejemplo, está la tradición de deshollinar (limpiar a profundidad la casa) y aromatizarla para que el año nuevo sea próspero; vestirse con una preda amarilla para la prosperidad y roja para el amor de parejas.
Otra de las tradiciones y rituales es comer doce uvas como símbolo de los doce meses venideros pidiendo un deseo especial con cada una; correr en el entorno de la casa con una maleta mientras suenan los doce cañonazos, para aquellos que tienen entre sus sueños viajar.
Lanzar doce monedas como símbolo de bonanza para el nuevo año; barrer con una escoba a la llegada del nuevo año para que se vayan con el año viejo las cosas que no nos gustaron, que no fueron tan bonitas; brindar con un espumante para la prosperidad, encender incienso para purificar los ambientes…
Son innúmeros los rituales y tradiciones, pero cada quien tiene los propios aprendidos de las costumbres familiares.
¡A mantener las tradiciones familiares!
Ese momento de comer las doce uvas, de chocar las copas y brindar por un mejor año, por la familia, por los amigos, por nuestros cercanos; de reunirse en un ambiente propicio para celebrar y pedir al Creador por el bienestar, de hablar de cerca mirándose a la cara, dejando atrás las ocupaciones características de la vida diaria, es necesario mantenerlas, son parte fundamental para mantener la esencia.