El diputado reformista Pedro Botello ha dado sobradas demostraciones de que no va a descansar en su empeño de lograr que se apruebe el proyecto de ley de su autoría que propone devolver a los trabajadores el 30% del dinero que tienen ahorrado en las AFP, convencido talvez de que las condiciones en que ha dejado la economía la pandemia, que ha golpeado con particular dureza a los trabajadores, favorecen su causa.
Y los hechos empiezan a darle la razón al representante de La Romana, quien el pasado domingo, junto a la diputada Sonia Agüero, llevó su reclamo hasta el lejano Dajabón, pues ha ido sumando simpatías y aliados importantes a su causa. Ayer, por ejemplo, tres centrales sindicales propusieron a los diputados que estudian el proyecto que se apruebe la devolución del total de sus ahorros a los trabajadores que se afiliaron tardíamente a las AFP, así como también a los que antes o después de la pandemia han estado desempleados y sin medios para satisfacer sus necesidades básicas.
En una comunicación dirigida a la Comisión Especial de la Cámara de Diputados apoderada del proyecto, Pepe Abreu, en representación de la CNTD; Jacobo Ramos, vocero del CNUS, y Gabriel del Río Doñé, de la CASC, reiteraron a los legisladores su oposición a que se devuelvan los ahorros a los trabajadores, salvo –desde luego– las excepciones sugeridas.
La propuesta parece un punto intermedio entre el radicalismo del diputado reformista y, en el otro extremo, el de las AFP, que vaticinan una catástrofe si se ven obligadas a devolver a sus dueños los recursos que administran, pero hay que ponerla en blanco y negro, traducirla a números fríos y redondos, para poder valorar su impacto y viabilidad.
Mientras tanto, el proyecto de Botello sigue ganando apoyos y simpatías, pero su mas poderoso aliado es la cuenca que atraviesan cientos de miles de trabajadores como consecuencia de una pandemia a la que no se le ve el punto final.