Se equivocan medio a medio los que piensan que con la cancelación del inspector de la Contraloría que “a título personal” trató de incautar veinte vehículos asignados a igual cantidad de generales retirados de la Fuerza Aérea, para lo cual dijo cumplir órdenes de la procuradora Yeni Berenice Reynoso, Directora de Persecución de la Procuraduría, se puede dar por cerrado el extraño caso, pues quedan en el aire demasiados cabos sueltos que no encajan en ninguna de las versiones ofrecidas hasta ahora por las partes involucradas.

Y es que sigue sin entenderse porqué, si ese funcionario fue a la sede de la Fuerza Aérea a realizar una auditoría, un procedimiento normal y rutinario, tenía que meter a Yeni Berenice en ese turbio asunto, ni porqué se dirigió a los oficiales retirados con los que se reunió, alguno de los cuales debió grabar el audio que circula en las redes sociales, en un tono tan intimidante y amenazador.

Ese funcionario cancelado debe explicar, ya que su versión de que fue sacado de contexto resulta inaceptable, porqué se hizo pasar por quien no era, y cuáles fueron los motivos “personales” que lo llevaron a provocar el lío que provocó sin ninguna necesidad; a menos que su intención, como ya está pensando mucha gente, haya sido crear malestar en las Fuerzas Armadas, indisponerlas con el Gobierno, humillando a esos oficiales al despojarlos de los vehículos que les fueron asignados por los servicios prestados a la institución.

Esa explicación se hace mas urgente y perentoria luego de que Yeni Berenice denunció que exfuncionarios sometidos a la justicia por corrupción, sus defensas y otras personas han iniciado una campaña difamatoria contra la Procuraduría, la Cámara de Cuentas y la judicatura, con el propósito de desacreditar la lucha contra el flagelo. ¿Tiene algo que ver este extraño episodio con esa campaña?

Abramos bien los ojos y no descartemos ninguna hipótesis, que la Hidra de la corrupción no dejará que le corten sus muchas cabezas sin defenderse.