¿Qué se dice? Los bueyes que tenemos

¿Qué se dice? Los bueyes que tenemos

Claudio Acosta

De entrada debo aclarar, para no lastimar susceptibilidades, que al escoger el título de esta entrega no hay ninguna intención de ofender; solo mi interés, siempre presente en todo lo que escribo por aquí, de hacerme entender, de que ustedes comprendan lo que trato de decirles o contarles, que para el caso es lo mismo. También me siento en la obligación, para ser justo con unos y otros, que tampoco tengo nada contra esos nobles animales. Todo esto, que acabarán de entender cuando terminen de leer, porque a mi tampoco me gustó el acuerdo entre el Minerd y la ADP, con el que el gremio de maestros vuelve a infligir otra derrota dolorosa a los esfuerzos de las autoridades, las mismas que rubricaron esa capitulación, por mejorar la calidad de la enseñanza pública, que deberían tener en los docentes a un aliado comprometido con ese propósito común cuando en la realidad de los hechos son una retranca y un obstáculo.

Haberse rendido a las pretensiones de la ADP de forzar la flexibilización de los parámetros para la Evaluación del Desempeño Docente, que en abril próximo medirá las capacidades y falencias de los 120 mil docentes del sistema, tendrá un precio muy alto, y serán los jóvenes menos aventajados, los mas pobres y vulnerables, los que tendrán que pagarlo, y de la peor forma: viendo cómo les cierran en las narices las puertas y las oportunidades para superar esa condición. Y eso no es justo, lo que sabe muy bien el doctor Ángel Hernández, y lo mismo puede decirse de la ADP.

Y aunque siguen las críticas a un acuerdo que institucionaliza la mediocridad, pronto aparecerá quien diga, como quien hace un gran aporte que habría que agradecerle mientras vida tenga, que esos son los bueyes que tenemos, etcétera. Lo que es una buena forma de explicar porqué Minerd firmó ese acuerdo a pesar de todo lo que dijo, pero también la peor manera de reconocer que con esos bueyes, perdón, con esos maestros, la educación pública dominicana no va para ninguna parte.

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