Dudo que se trate de “una línea” bajada a los funcionarios como parte de una estrategia comunicacional para dar respuesta a determinados temas ante la opinión pública, como hacían los peledeístas, que en esa “línea” incluían también a sus bocinas, pero no puede ser coincidencia que hace unos días escuchamos al ministro de Agricultura acusar a “sectores de la oposición política” de azuzar a los productores agropecuarios para que boten sus productos como una forma de presionar al Gobierno, y ayer se destapa un funcionario palaciego denunciando que partidos de oposición están financiando los famosos “teteos” en barrios del Gran Santo Domingo y otras ciudades del país.
Según el Viceministro de Incentivo a la Producción y Emprendimiento del Ministerio Administrativo de la Presidencia, esa práctica persigue dos objetivos; en primer lugar, tratar de hacerle daño al gobierno que encabeza Luis Abinader, y en segundo lugar obtener capital político.
Pero al igual que el ministro de Agricultura, el funcionario no identificó a los partidos de oposición que estarían patrocinando esas actividades, ni presentó las pruebas que sustenten su denuncia.
Tampoco explicó cuál sería el capital político que esperan obtener esos partidos repartiendo alcohol y dinero entre el tigueraje de los barrios, ni en qué forma le hacen daño a la presente administración y sus esfuerzos por contener la pandemia y sus secuelas, de los que nos beneficiamos todos sin importar banderías políticas.
A no ser que piensen que patrocinando los “teteos” desestabilizan al Gobierno y, si se descuida, hasta lo tumban. Soy consciente de que exagero, de que quizá me pasé un poco, pero no me culpen a mi sino a quienes sueltan, sin darle oportunidad al cerebro de que la procese, la primera tontería que se asoma –afrentosa– a la punta de la lengua, por lo que no pueden darse cuenta de que así no se ayuda ni se defiende a un Gobierno sino todo lo contrario.