El lograrlo dependerá de que mantenga el impulso de su velocidad de crecimiento, actualizando y fortaleciendo las reglas del juego.
Muchos dominicanos suelen permitir que algunos árboles les impidan ver el bosque, y con frecuencia no logran percatarse (para lo cual podría resultar conveniente salirse de la espesura) de la profundidad de los cambios que se han producido en la economía dominicana, de la elevación en la calidad de vida de la población resultante y de los retos que esto impone.
Un seguimiento de la “velocidad de convergencia”, que es definida como el cambio en la relación entre el PIB per cápita de los países de América Latina y el de una economía avanzada (en este caso, Estados Unidos) y el coeficiente de convergencia, revela que la República Dominicana compite con Panamá por ser el primer país de la región en alcanzar el nivel de vida estadounidense. (El coeficiente de convergencia mide el ingreso per cápita medido a paridad de poder adquisitivo de cada país, dividido por la misma cifra, pero de Estados Unidos).
El país de América Latina que se proyecta ganará la carrera entre estas dos naciones depende del período que se tome en cuenta para el análisis, pero lo que definitivamente decidirá el ganador será cuál de los dos hará más oportunamente las reformas que se hagan necesarias para no perder impulso en el velódromo.
Un una investigación de convergencia económica de Felipe Correa, de ESE Business School, plantea que Panamá registró la mayor velocidad de convergencia: unos 8,5 puntos porcentuales por década durante el último cuarto de siglo, 17 veces más rápida que el promedio regional, y que ese país podría alcanzar a Estados Unidos en 2056.
Pero un informe de Frank Fuentes, Emilio Fernández y Alejandro Santos, observa que la República Dominicana ha exhibido la mayor velocidad media de convergencia en América Latina en los últimos 50 años y tiene el potencial para convertirse en una economía avanzada en los próximos 40 años.
Fuentes es asesor del director ejecutivo del FMI en representación de la República Dominicana; Fernández es Jefe de Misión para la República Dominicana y subjefe de División en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y Santos es asesor en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
¿De qué dependerá el agraciado?
Del que mantenga el impulso de su velocidad de crecimiento, actualizando y fortaleciendo las reglas del juego. Y esto hay que tomar en cuenta que en la medida en que se acerca a la meta la carrera se hace más exigente.
República Dominicana pudo alcanzar la condición de país de ingreso medio sin contar con certificación crediticia grado de inversión, pero luce imposible que pueda llegar a convertirse en una economía avanzada, sin esa condición y con carencia de todas las condiciones que esto implica, que incluyen reforma fiscal integral, del Código de Trabajo, de la Seguridad Social y del sector eléctrico, así como cambios asociados al riesgo climático.
Pero sobre todo, debe ser abordada a profundidad la que pudiera definirse como la madre de las reformas, la educativa.
Los cambios económicos se están produciendo a una velocidad que ha dejado rezagado al sistema educativo dominicano por su capacidad de dar respuesta satisfactoria a la creciente demanda de talentos para posiciones que exigen cada vez más mayores niveles de competencia.