La leyenda bíblica con Lázaro y Jesucristo no ha podido ser recreada en la realidad. No hay nada ni nadie que pueda regresar a una persona del llamado “más allá”; podrían unirse todas las fortunas del mundo y todos los recursos tecnológicos del universo y no se lograría resucitar a nadie; pero sí se puede y siempre se ha podido evitar que un ser humano o una multitud pierdan la vida.
Por eso me sentiré multimillonario si una o más de mis ideas, sugerencias o actitudes logran salvar aunque sea una sola vida, como ha ocurrido con algunas de mis propuestas como aquella de llenar las calles, edificios y barrios de las que en su momento llamé “las cámaras útiles” contrarias a las “cámaras inútiles”, como las de diputados, senadores y de cuentas y entiendo que también podría hacerse una inversión provechosa colocando cámaras portátiles en los uniformes de los policías y en vehículos patrulleros, con conexión remota a los destacamentos policiales y el cuartel general de la institución.
Así como se corrigió el término “resucitación” por “reanimación” en medicina cardiovascular, no debemos intentar resucitar la parte muerta y putrefacta de la institución policial, pues lo que necesita realmente es reanimación en lo que de ella aún vive.