Una vez retirado del Congreso el polémico proyecto de modernización o reforma fiscal, el Gobierno se dispone a tomar una serie de medidas y ajustes, incluyendo el uso del “webprofunda” o alta tecnología con miras a combatir la evasión y elusión fiscal, el no pago del ITBIS retenido al contribuyente y la falta de registro de miles de bancas de apuestas que operan clandestinamente sin tributar al fisco.
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De la efectividad de las medidas que se adopten dependerá que el Gobierno siga adelante con los proyectos de desarrollo que ejecuta a lo largo de la geografía nacional en base a la captación de recursos superiores a los 122 mil millones que pretendía recaudar para amortizar el pago de la deuda externa, sin sacrificar, esta vez, a la clase media y a los sectores más empobrecidos de la población.
Otra fuente importante de recursos la representa el desmonte gradual de una serie de incentivos y exenciones al sector privado que lesionan la economía del Gobierno pero que benefician a una clase empresarial que no obstante a su avance y desarrollo, se resiste a despegarse de la ubre de la vaca nacional en perjuicio de un pueblo que ya no resiste más impuestos en su lucha por la sobrevivencia.