Recuerdos de ‘El Moreno’

Recuerdos de ‘El Moreno’

El Moreno

Maximiliano Gómez (El Moreno) es el personaje más curioso de la historia política posterior a la muerte de Trujillo.

Marino”, como le decíamos en el barrio, era como un hijo de mi madre, y un hermano de mis hermanos. Lionel (uno de mis hermanos) estuvo con Marino en el 1J4, y cuando quisieron enviarlo a Cuba a capacitarse, declinó a favor de él, y ahí comenzó la epopeya del “Moreno”, como le pusieron en Cuba. Cuando Marino entró al MPD, Franklin (mi otro hermano) le siguió y estuvieron juntos en el Comando Argentina durante la Guerra de Abril. Mi hermana Margarita veía a Marino como un hermano mayor. Mi madre le tenía una habitación reservada cuando se aparecía de noche, o cuando enviaba otros revolucionarios a dormir en casa. Supongo que mamá sabía lo que hacía, pues nos había criado repitiendo la frase: “la cosa no es del que la tiene sino del que la necesita” (una forma de comunismo), y bajo ese prin cipio Franklin, Lionel y yo nos intercambiábamos las camisas y otras cosas mientras vivimos juntos.

Marino y yo teníamos diferencias, pero coincidíamos en lo del comunismo: él se apoyaba en Marx y Engels, y yo, en versículos de la Biblia. Diferimos en el uso de la violencia, y en las causas últimas del universo, pero coincidimos en la aspiración de una sociedad solidaria. Por estas razones estuve este domingo 22, en el Club Mauricio Báez, con otros revolucionarios de aquellos tiempos celebrando su vida y sus obras. Marino fue un revolucionario pragmático, que cambiaba las tácticas según cambiaban las circunstancias, y tanto podía estar conspirando para un ‘golpe de Estado revolucionario’, como para un frente electoral.

Al mismo tiempo era un conceptualizador, con ideas propias, como aquello de aplicar el marxismo a nuestra realidad histórica, y aquella osada idea del ‘colonialismo ideológico’, quizás aprendida de Franz Fanon.

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Marino fue consistentemente unitario, no solo hacia izquierdas o derechas, sino que estuvo cerca, tanto de Wessin como de Peña Gómez, con los obreros y con los militares, y negoció con algunos empresarios, en su propia versión del frente amplio. En la guerra fue valiente, y dos veces fue herido de muerte. Lo del coronel Crowley pudo ser temerario, pero sin duda fue un acto de valentía.

Fue un visionario, que soñó no solo con una República Dominicana ‘liberada’, sino que se proyectó hacia America Latina como si fuera un proyecto propio. Fue solidario en sus relaciones personales, sacrificándose para ayudar a otros, lo mismo que quiso para todo el país.

A diferencia del tigueraje que nos rige hoy, Marino fue un patriota a carta cabal, que entregó su vida por el bien común.