En estos tiempos en que tanto se habla, con inocultable aprensión, del cambio climático, cuyos efectos ya hemos sentido en carne propia, resulta penoso, además de preocupante, que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales enfrente tantas limitaciones, sobre todo de personal, para vigilar y proteger nuestra principal riqueza, un generoso regalo de la Madre Naturaleza que no podemos darnos el lujo de perder.
Durante su participación, la pasada semana, en el Almuerzo del Grupo de Comunicación Corripio, el Director del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa), el general Angel Camacho Ubiera, destacó el trabajo que realiza esa dependencia a pesar de la precariedad de recursos y de personal para desempeñar las labores de vigilancia ambiental, para lo que solo cuenta con 1,300 guardaparques y 130 militares para todo el país.
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Según lo que explicó el oficial ese personal resulta insuficiente porque Medio Ambiente tiene responsabilidad sobre el 27% del territorio nacional, con provincias como Azua, donde solo cuenta con dos militares. También se quejó de los bajos salarios que recibe ese personal, entre 15 y 20 mil pesos mensuales, que tiene que vigilar y proteger recursos amenazados por distintos intereses, desde el turismo hasta la minería. Y aunque fue notorio el empeño que puso el funcionario en destacar el trabajo que hacen no obstante todas esas limitaciones, está claro que así es muy difícil garantizar la protección efectiva de nuestros recursos naturales.
Que si debemos juzgar por el dinero asignado en el Presupuesto Nacional al Ministerio de Medio Ambiente habría que concluir que no son una prioridad del gobierno, una contradicción muy difícil de explicar en un país que vive del turismo, de sus encantos naturales, que debemos cuidar como lo que son; nuestro mas preciado tesoro, ya que de la protección y preservación de esa riqueza depende que podamos mirar con tranquilidad hacia el futuro.