Reflexiones sobre el transcurrir de 54 años de vida pública y académica

Reflexiones sobre el transcurrir de 54 años de vida pública y académica

1/5
Al presidente Juan Bosch, al presidente
Joaquín Balaguer y a José Francisco
Peña Gómez

Lo mejor del tiempo y del espacio es mío, / del tiempo y del espacio que nunca se han medido,/ del tiempo y del espacio que nadie medirá. Walt Whitman

El tiempo vivido, el tiempo visto y el que me queda por vivir, me lleva, obligatoriamente, a reflexionar sobre la naturaleza del mismo tiempo, y mis actos en el tiempo.
Pienso que tuve un propósito central de vida que, sin darme cuenta, me fue llevando de un proyecto a otro, propósito fundamentado, primero en el ámbito familiar, en las lecturas dirigidas por mi padre,en los estudios realizados en los Estados Unidos, en las tutorías en que participé, actividades extracurriculares que eran conducidas por insignes profesores e investigadores del área de la economía y de las ciencias sociales. Acudo a un hecho que cambió radicalmente el rumbo de mi vida y ratificó lo que estaba prefijado, el encuentro, en la ciudad de Nueva York, con el Dr. Joaquín Balaguer. Tenía 23 años. Inmediatamente, establecí una amistad profunda con él, y le prometí que,al regresar al país, iba a trabajar en la campaña electoral. Y esa promesa se cumplió.Y después de las elecciones de 1966, otro fue el rumbo que tomaron los dados.
Y en la adolescencia ocurrió un hecho que me marcó, tal vez como ningún otro,pues tenía plena conciencia de mi situación social. Y fue este: íbamos al liceo Ulises Francisco Espaillat, en Santiago, el grupo de muchachos, andábamos entre 14 y 17 años de edad. El camino, dos kilómetros de ida e igual de regreso, lo hacíamos a pie. Y un día se me ocurrió decirle a papá: ¿Por qué no me presta el carro para ir al liceo?, a lo que me respondió de inmediato: estás equivocado, yo lo que te estoy es formando: el que aprende a dormir en el suelo, no se cae.
Fui nombrado secretario de Agricultura a los 25 años. De ahí en adelante desempeñé varios cargos públicos. Resalto uno que considero decisivo dentro de mi experiencia: el trabajo en el Consejo Estatal del Azúcar. Alcanzamos un logro jamás visto: se aumentó en un 50% la producción de azúcar, esto es de 600 mil a 960 mil toneladas. Y a nuestra salida, dejamos en caja un fondo de más de 100 millones de dólares de entonces,y sin deudas.
Agrego otro hecho que conservo bien vivo en la memoria: enviar al extranjero a 150 jóvenes a realizar estudios de grado y postgrado, de modo que obtuvieran las herramientas que necesitábamospara la agricultura.Y así sucedió. Estos técnicos no solo se integraron al desarrollo agropecuario, sino que sirvieron como profesores a otros jóvenes, y así fuimos contando con un buen grupo de agrónomos capacitados, que cubrieron todo el territorio nacional.
Es también bien significativo en mi vida, lo siguiente: fui compañero de boleta como candidato a la vicepresidencia de la República del Dr. Joaquín Balaguer y de José Francisco Peña Gómez. Sin ningún sonrojo admito que este hecho me honra, me enorgullece. Acompañar a estos dos grandes hombres de la política y la vida dominicana, fue un privilegio, verdadero regalo de la vida. Y grato es recordar mi fluida amistad con el presidente Juan Bosch. Dejo aquí constancia, igualmente, de la suerte de contar con la amistad de Pepín Corripio, amistad prolongada, y, además, por ese apoyo en esta etapa de mi vida que me ha permitido publicar,en el periódico Hoy, la mayor parte de mis artículos.
Estas y otras tantas experiencias, las llevo vivas en la memoria, todas ellas con sus propios valores, sus propios destinos. Dueño soy de ellas y, en conjunto, conforman lo que soy al día de hoy.
En el próximo artículo continuaremos con esta reflexión.