Reflexiones sobre el transcurrir de 54 años de vida pública y académica

Reflexiones sobre el transcurrir de 54 años de vida pública y académica

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Al presidente Juan Bosch, al presidente Joaquín Balaguer
y a José Francisco Peña Gómez

En el mundo, a solas conmigo me dejaron,
los Dioses que disponen.
No puedo contra ellos los que me dieron lo acepto sin más.
Así el trigo baja con el viento, y, cuando
el viento cesa, se alza.
Fernando Pessoa
A esta edad en que escribo estas líneas, comprendo perfectamente que siempre estuvo en la dirección de mi vida el mundo académico –que nunca fue dejado de lado, a pesar del rumbo que tomó mi vida a partir del encuentro, ya citado en el artículo anterior, con el Dr. Joaquín Balaguer–. Esa dirección, bendición del Señor, la he retomado con muchas energías y entusiasmo en los últimos años.
Volver al estudio sistemático me permitió, a tiempo, conocer el cambio radical del mundo y el advenimiento e instalación de la cuarta gran Era de la humanidad: la del conocimiento.
Al eliminarse las barreras, las fronteras, los muros, la tierra, redonda, pasó a ser plana. El inicio de este cambio, unos lo sitúan en 1975, con la creación del primer ordenador personal, otros en 1989, con la caída del Muro de Berlín, algunos en1991, cuando el inglés Tim Berners-Lee crea el Internet. Muchos afirman que ocurrió en 2001, cuando China entró a formar parte de la Organización Mundial del Comercio. Todas estas posibles fechas corresponden al umbral de una Era sin vuelta: la del conocimiento. Y dentro de ella, la globalización.
La globalización es un fenómeno estructural, inherente a nuestro sistema de vida. No fue una moda, sino algo esencial que cambió al mundo -redes sociales, internet, teléfono móvil, whatsapp, computadora personal, correo electrónico- son las nuevas herramientas que proporcionan informaciones las 24 horas del día.
Fui premonitorio en lo siguiente: apenas comenzaba la globalización, hace 26 años, vislumbré la necesidad de la construcción del Puerto de Manzanillo. ¿Qué me impulsó a esta insistencia? Con la entrada de China al Sistema Mundial del Comercio, era inevitable que se convirtiera en la segunda potencia del mundo, contribuyendo a “aplanar a la tierra”, hacer desaparecer los muros y las fronteras, permitiendo con ello la movilidad y expansión del comercio internacional, y crear una economía global, en la que circulan de manera fluida personas, empresas, conocimientos, productos, servicios. Se impone otro concepto propio de ella: “la deslocalización”, que quiere decir trasladar empresas, fábricas enteras, de un país desarrollado a otro en vía de desarrollo, y con ello abaratar costos.También agrego que en 1992, escribí el primero de cuatro artículos en el que expresaba la necesidad de establecer relaciones con China Continental. Sobre este asunto, hablé directamente con los cuatro últimos presidentes de la República: Joaquín Balaguer, Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina.
Otro concepto de la economía global, o mejor decir forma de actuar es esta: para un país ser competitivo tiene que tomar en cuenta: la proximidad económica y la proximidad geográfica.
La primera se refiere a los costos y a los salarios, la segunda, a la cercanía temporal-territorial. La confluencia de las dos, da como resultado, mayor ganancia de tiempo y, por consiguiente, un alto rendimiento en las operaciones, lo que se traduce en un aumento sustancial de ganancias.Esto es lo que hace a un país ser altamente competitivo.
Eso fue lo que hizo que China se convirtiera en la gran potencia económica que es hoy. El conocimiento de este fenómeno nos llevó a darnos cuenta que tanto Cuba como República Dominicana tienen una gran ventaja competitiva, por la proximidad geográfica con la primera potencia económica mundial, los Estados Unidos. Un ejercicio simple: un producto procedente de China se toma 20 días para llegar a la costa Este norteamericana con 170 millones de consumidores. Desde el Puerto de Manzanillo, apenas se necesitan 3 o 4 días, representando una reducción sustancial de los inventarios en Estados Unidos, lo que se traduce en una gran ventaja en las órdenes.