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Al presidente Juan Bosch, al presidente Joaquín Balaguer
y a José Francisco Peña Gómez
“Me gano la vida.
Hago bastante con ir tirando
y eso me lleva todo el tiempo.
Si tuviese más tiempo
podría hacer más por mí
y quizás por otros.
Podría leer y estudiar
y hablar de cosas
y descubrir cosas.
Eso lleva tiempo,
querría tener tiempo.”
Carl Sandburg
Continuamos con la serie de reflexión sobre la Era del conocimiento, cuarta era de la humanidad. A pesar de las lecciones determinantes, ya conocidas por todos, aún no concluye su evolución, lo que ha ocurrido es el umbral, hay mucho más en espera. Los cambios se producen de forma rápida, contundentes y ver vertiginosos y, aún más, exponenciales.Y todo está por reinventarse, cada día amanecemos con algo nuevo.
La era del conocimiento, que comprende a la globalización, es una realidad irreversible y envuelve íntegramente a nuestra forma de vida. Un ejemplo simple del imperio de esta, es este: la pérdida de un celular en el que tenemos teléfonos y direcciones de las personas con las que interactuamos de manera frecuente, puede convertirse en una dislocación de nuestras actividades diarias, en pérdida sustancial de tiempo, y más aún, en trastornos que nos afectan emocionalmente.Ya lo hemos comprobado, una avería en el sistema nos genera problemas disimiles y de inmediato, esos efectos pueden extenderse, provocando trastornos a nuestras vidas.
Y esto no surge del azar: es el producto de la imposición de una nueva visión del mundo, una nueva visión de hacer las cosas. Asunto abordado en varios artículos publicados en este prestigioso periódico, Hoy, que me ha abierto, generosamente, sus páginas, de lo que estoy muy agradecido.
Hay dos términos que no podemos dejar pasar inadvertidos en estas reflexiones, términos centrales en la serie de trabajos que venimos produciendo y publicando desde el 1992, nos referimos a disruptivo eincertidumbre.
Los cambios disruptivos ocurren de manera abrupta, muy fuerte, radical y muestra un carácter exponencial. Veamos un ejemplo disruptivo:hasta el año 2018 la acumulación de datos era de 3.4 Z-Bites, esto representa 27 años de acumulación, ahora, para el año 2020 se estima que habrá 7.5 Z-Bites. Un aumento experimentado en dos años, igual al que ocurrió en 27 años, esto es un salto inconcebible, extraordinario, eso es un cambio disruptivo exponencial.
La incertidumbre opera en todos los aspectos de sociedad y en las distintas fases de los procesos. Hace que un amanecer, de pronto, adquiere el carácter de un anochecer, nada se tiene por seguro y cierto. Todo lo que se tiene como cierto, lo que la tradición ha fijado, que viene remontando de siglo ensiglo, puedeser rápidamente inestable y derrumbar antiguos paradigmas que marcaban la vida social e individual.
La era de la comunicación nos ha enseñado que la única certidumbre que existe es la incertidumbre. No hay certezas, los cambios disruptivos barren con lo creído e imponen otra creencia, otra forma de ver y de sentir.
Los cambios disruptivos y las incertidumbres corren parejo por efecto de las tres más grandes revoluciones de la historia, la revolución tecnológica, la globalización y la gerencial que no cesan, y que nos obligan a reeducarnos, a pensar que la educación nunca termina, porque el mercado laboral, la economía global, exige que el hombre y la mujer entren en un proceso de educación continua, permanente de por vida, de modo que puedan ir adquiriendo las nuevas informaciones y herramientas con que enfrentar los retos que cada día aparecenpor impulso de ese incesante fluir del mundo de la era del conocimiento. De ahí que el concepto a adoptar es el de aprendizaje continuo, permanente, sumando conocimientos y herramientas que proporciona la educación continua, pues la Era del conocimiento aún no termina y nunca terminará.