– Fue necesario que el presidente Luis Abinader enviara una carta a los coordinadores del diálogo garantizando que no se tocará el artículo 124 de la Constitución, relativo a la elección presidencial, para que los actores políticos convocados pudieran integrarse a la discusión de las reformas propuestas por el mandatario sin el temor de ser utilizados como figurantes de otra modificación constitucional alevosa y con fines espúreos.
Su desconfianza, lamentablemente, se justifica, y ni siquiera hace falta decir porqué, pero me cuesta creer que una de las razones fuera el temor, expresado por sectores políticos, de que detrás de la propuesta de modificación constitucional del presidente Abinader se ocultara el interés de rehabilitar al expresidente Danilo Medina para permitirle presentarse a las elecciones del 2024 como candidato del PLD.
¿Cuál sería el interés del mandatario en resucitar ese muerto político? Es la primera pregunta que habría que hacerle a esos sectores, que deben decir también dónde estaría la ganancia de promover una maniobra maquiavélica cuyo único objetivo sería acabar de hundir al partido fundado por Juan Bosch.
Porque si hay algo que se ve desde lejos es que al partido morado es al que menos le conviene que el expresidente Medina sea su candidato presidencial, mucho menos en una fecha tan cercana como el 2024.
Y eso lo saben perfectamente los peledeístas, empezando por los que, con todo derecho, aspiran a encabezar la boleta de un PLD verdaderamente renovado, que haya sabido poner distancia del estigma de la corrupción que lo sacó del poder, un camino que tendrá que recorrer su dirigencia si quiere tener la oportunidad de regresar al Palacio Nacional.