Aunque la depreciación de la moneda nacional con limitadas fluctuaciones de dólar en los dos primeros meses del año generan aprensión en algunas sectores, los fundamentos de la economía dominicana, descritos por el Banco Central punto por punto, auguran capacidad de resistir el embate de convulsiones internacionales con una guerra de aranceles en inminencia de cruzar los océanos y un perfil recesivo apoderándose de la gran economía de Estados Unidos. Tranquiliza el hecho de que la pérdida de valor acumulada de 1.9% del peso dominicano se debe básicamente a la cíclica demanda mayor de divisas por los importadores para reabastecerse de bienes y para el pago de sus adquisiciones consumidas en el apogeo de fin de año. Además, la presión sobre el mercado ha sido circunstancialmente mayor por la incertidumbre a que han ido a parar los mercados globales en el momento en el que la administración del presidente Donald Trump exacerba tensiones comerciales y deteriora las perspectivas económicas con medidas contra exportaciones de sus principales socios, constantes declaraciones hostiles al bloque occidental y renovación de amenazas de represalias arancelarias contra el resto del planeta en espectacular propósito aislacionista de impredecibles consecuencias. Contra esas sombras las autoridades financieras nacionales reportan una estabilidad relativa del tipo de cambio y un dinamismo generador de divisas.
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El Banco Central informa de niveles elevados de reservas internacionales que al cierre de febrero alcanzaron US$14,904.6 millones equivalentes al 11.6% del PBI. Las perspectivas de la economía dominicana son de que en este 2025 generará más de US$45 mil millones con exportaciones diversas incluyendo las de zonas francas por US$14,800 millones, ingresos por turismo de US$11,400 millones y flujos de remesas por US$10,900 millones. La situación de la moneda dominicana se ha mostrado en todo este lapso desfavorable para el mundo con menos depreciación que las que han sufrido las de países como Argentina, México, Brasil y Uruguay. Las condiciones han permitido que el Banco Central, con muestras de confianza razonable, se declarara en capacidad de implementar medidas adicionales que eviten, en el corto plazo, una volatilidad excesiva del tipo de cambio.