San Juan. Tras casi dos años viajando por el mundo conociendo su perfil genético, recogiendo historias y sonidos, el rapero puertorriqueño Residente lanza hoy su primer disco en solitario, el cual describe en entrevista con Efe como “el más real y preciso” que ha grabado en sus más de diez años de carrera.
“A nivel sonoro no es el más orgánico, pero sí el más real y preciso. Todos los sonidos son de esos países, los tambores, las voces, cualquier cosa que suene es que provino de ese lugar”, dijo René Pérez Joglar, conocido como Residente, sobre su álbum homónimo, el primero que lanza en solitario después de una década con el grupo Calle 13.
El disco, que incluye la colaboración del premiado dramaturgo de origen puertorriqueño y primo de Residente, Lin-Manuel Miranda, y que también prepara en inglés para llegarle al público anglosajón, se creó mediante una prueba de ADN que el rapero boricua se hizo para conocer su historial genético.
Los resultados de la prueba impulsaron a Residente a empaparse con información histórica, política y social de Siberia, China, Rusia, África y Puerto Rico. Debido a su carácter impulsivo, según cuenta en un documental que dirigió como parte del proyecto, Residente visitó varios países, desde donde creó la música del disco a través de las historias que recogía de sus habitantes, de los cuales también grabó coros para sus respectivas canciones.
El artista, ganador de 25 Grammy Latinos, comenzó su travesía, según cuenta en el documental, “en la región más fría”, Kyzyl, en el sur de Siberia (Rusia), de donde ostenta el 6 % de su sangre, de acuerdo con el resultado genético. Residente prosiguió su travesía al Cáucaso donde el artista se inspiró para escribir “Guerra” por los conflictos en ducha región e incluyó varios tambores regionales, así como el panduri (guitarra) de Georgia.
Tras su paso por el Cáucaso, el artista boricua se movilizó a China, donde nació la canción “Apocalíptico». En China, de donde proviene el 6 % de su sangre, Residente rompió los esquemas musicales de la Ópera de Pekín para la grabación del tema, del que también agregó dos órganos, uno en el Temple Church de Londres y el otro, en el Palau de la Música en Barcelona para darle un toque apocalíptico de lo que podría ser el futuro del mundo.