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En un inusual momento de cotidianeidad la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, detuvo este miércoles su paseo matinal en bicicleta para acompañar a un ciclista que se había accidentado, fuente externa
BRASILIA. En un inusual momento de cotidianeidad la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, detuvo este miércoles su paseo matinal en bicicleta para acompañar a un ciclista que se había accidentado cerca de la residencia presidencial.
Ni la intensa crisis económica ni las intrigas políticas que remecen al país han logrado quebrar la rutina diaria de Rousseff de pasear en bicicleta acompañada de personal de seguridad, parte del programa que visiblemente la ha hecho perder peso y que suele recomendar a toda la población brasileña.
Vestida con pantalones deportivos verdes, zapatos deportivos, guantes, casco y gafas de sol, la presidenta de la séptima economía del mundo detuvo su marcha en las inmediaciones del Palacio de Alvorada para interesarse por el estado de un hombre que se accidentó tras intentar esquivar un perro y que yacía sobre la calzada, rodeado de otros ciclistas.
Rousseff permaneció en medio de la calle conversando con el sorprendido grupo de ciclistas que se había reunido en el lugar hasta que llegaron los paramédicos y retiraron al hombre golpeado en una camilla, según se ve en un video publicado por el sitio de noticias G1.
La presidenta sigue una dieta del nutricionista argentino Máximo Ravenna, que le había hecho perder 15 kilos, según dijo el especialista en mayo durante una entrevista con el diario Folha de Sao Paulo. Pero la otra «rutina» de la presidenta es muy diferente.
