Rusia acusa a países de defender dominación luego de conflicto por resolución sobre Mali

Rusia acusa a países de defender dominación luego de conflicto por resolución sobre Mali

El representante ruso ante la ONU ese el de la ultima foto.

El representante ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, defendió este lunes el uso de su país del derecho de veto en las votaciones del Consejo de Seguridad, en una sesión convocada exclusivamente para estudiar el veto que Rusia introdujo hace diez días a una resolución sobre Mali.

Nebenzia acusó además a los países occidentales de querer “preservar su dominación geopolítica y utilizar sus antiguas colonias”, y en este sentido dijo que el programa de sanciones a Mali -que era objeto de aquella resolución- tenía precisamente ese objetivo colonialista.

En la misma línea se expresó el representante maliense, Issa Konfourou, que enfatizó que el programa de sanciones fue establecido para asegurar el cumplimiento del Acuerdo de Paz de 2015 en su país, y en este sentido solo podía aplicarse a los territorios del norte, bajo control de los exrebeldes tuareg, pero el panel de expertos de las sanciones había tratado de expandir las sanciones al sur del país.

La Unión Europea, por su parte, criticó a Rusia por echar por tierra una resolución ampliamente apoyada, pues tenía el apoyo de 13 de los 14 miembros del Consejo de Seguridad.

“La no implementación del Acuerdo (de Paz) debilita a las partes firmantes y ofrece a los grupos terroristas una oportunidad para volver al escenario” anterior a las negociaciones, dijo el representante europeo, Olof Skoog.

Países como Canadá o Japón defendieron esta misma postura, mientras que Estados Unidos puso el foco sobre la relación entre Moscú y el grupo de mercenarios Wagner, acusando a Rusia de querer acabar con el panel de expertos del programa de sanciones porque intentaba arrojar luz sobre las ambiciones del Kremlin en la región.

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La posición de Rusia, por otro lado, fue apoyada por Venezuela y Corea del Norte.

Mali, con presencia de grupos yihadistas leales al Estado Islámico y a Al Qaeda, está gobernado por una junta militar en el poder tras dos golpes de Estado y padece una gran inseguridad, con ataques terroristas constantes contra militares y civiles.

Mali pidió en junio pasado la retirada de la misión de paz de la ONU en el país, la Minusma, desplegada desde 2013, en un contexto de creciente desconfianza hacia la ONU y un mayor acercamiento a Moscú.

Aunque la sesión se había convocado para que Rusia explicara su voto en la cuestión precisa de las sanciones a Mali, terminó convertida en una sucesión de discursos en las que de uno u otro modo se cuestionaba el uso del derecho de veto.

Solo cinco grandes potencias -los miembros permanentes del Consejo- EEUU, China, Rusia, Francia y Reino Unido- tienen derecho a vetar resoluciones en el Consejo de Seguridad, un vestigio del antiguo orden mundial surgido tras la Segunda Guerra Mundial y que ha vuelto al Consejo inoperativo en las grandes crisis.

La composición del consejo (y el consiguiente derecho de veto) están cada vez más cuestionados internacionalmente, pero la reforma desde dentro del propio sistema es rehén de las propias instituciones actuales, y lo cierto es que ninguna de las cinco grandes potencias citadas están dispuestas a renunciar a su derecho