En Sabana Perdida, municipio Santo Domingo Norte, germina un grupo juvenil que trata de quebrar los estigmas de un barrio humilde salpicado por la violencia y la criminalidad.
Se trata de la Red de Jóvenes de Acción Comunitaria por el Progreso (Acopro), integrada por 75 chicos que se alejan de los flagelos de las calles y apelan al desarrollo integral de los más chicos de la comunidad.
A pesar de la mala fama que tiene este sector, cuyas calles son tradicionalmente intervenidas por los patrullajes mixtos, esta red cree fielmente en que lo que necesitan los muchachos de su barrio son oportunidades para desarrollarse.
Neftalí Hernández, coordinador del grupo, manifestó que las autoridades no vacilan en decir “Sabana Perdida tiene alta tasa de delincuencia”.
“Pero ¿qué podemos esperar? No debe sorprender, ya que más del 25 por ciento de sus jóvenes de entre 18 y 30 años están desempleados y no pudieron pasar de la educación primaria”, dice.
Hernández sostiene además que sin escuelas técnicas, hasta hace poco sin hospitales, y en gran proporción sin agua potable y con apenas 8 a 12 horas de electricidad por día, la juventud tiene muy pocas posibilidades de formarse adecuadamente y termina en las calles. “La empresa privada no invierte en esta zona, principalmente por la mala reputación que nos han creado de “tigueraje”, y eso se traduce en desempleo juvenil”, explica.
Asimismo, manifestó que cruzar a buscar trabajo en el Distrito Nacional también suele complicarse, porque algunas empresas los rechazan por venir de ese barrio.
Convulsión social. Contra todo pronóstico negativo, desde Acopro los muchachos trabajan para mejorar su sector.
“Nosotros estamos convencidos de que la educación es la mejor arma contra todos los problemas sociales, por eso estamos enfocados en formar a nuestra gente en diferentes áreas: desde política, artes, tecnología hasta medio ambiente”, explica Adalgisa Núñez, coordinadora del círculo de formación de la entidad.
Ellos no se conforman solo con lo académico, pues desarrollan una labor filantrópica en su barrio realizando jornadas de limpieza, espectáculos artísticos, acciones contra la pobreza y promueven los derechos humanos.
Acopro lleva 24 años accionando, y la red juvenil solo cuatro. En esta organización quedan claras las líneas de acción para superar la pobreza, la marginalidad, la violencia y la delincuencia que los afecta. Allí se ha impartido educación inicial y básica a miles de niños, han entrenado más de 8 mil dirigentes comunitarios y, con la colaboración del Infotep, forman técnicos.
¿Como lo hacen? Con fuerza de voluntad. Por lo que piden acción gubernamental. En este momento su mayor urgencia es un centro comunitario, donde puedan ofrecer clases de varias disciplinas artísticas.
“Hemos solicitado por todas las vías tanto a las autoridades locales como nacionales la construcción de ese centro; la última solicitud fue al mismo presidente Danilo Medina, el día que inauguró el Telesférico”, concluye Adonis de León, joven de la red.