Insuficiencia cardíaca. Afecta 1-2 % de la población general en el mundo
MITO: Significa que el corazón deja de latir.
REALIDAD: No se trata de un paro cardíaco, sino que el corazón no tiene la fuerza para bombear la sangre en la medida de las necesidades corporales.
MITO: Es una condición poco frecuente.
REALIDAD: Afecta 1-2 % de la población general, pero se hace más común con la edad, llegando hasta 10 % en los mayores de 70 años. Constituye la principal causa de internamiento en pacientes de más de 65 años.
MITO: Es una enfermedad leve, casi normal en la vejez.
REALIDAD: Tiene mal pronóstico y resulta costosa. Muchas enfermedades del corazón, cuando no son adecuadamente tratadas, con el tiempo pueden degenerar en insuficiencia cardíaca, pero si se tratan, evitamos esta grave complicación en un 80 % de los casos.
MITO: No existe tratamiento efectivo.
REALIDAD: Los medicamentos que se indican logran la compensación de los síntomas, reducen la necesidad de ingreso y prolongan la vida.
MITO: El ejercicio está prohibido.
REALIDAD: Luego de instalado el tratamiento, la actividad física mejora los síntomas y el pronóstico, pero no son prudentes los ejercicios intensos.
Esto también es válido para los sobrevivientes de un ataque cardíaco, en quienes el ejercicio mejora la circulación coronaria y la fuerza del corazón.
En ambos casos es muy recomendable que entren a un programa personalizado de rehabilitación cardíaca.
Dislipidemias
MITO: Una dieta sin grasa previene las enfermedades cardíacas.
REALIDAD: Eso es válido cuando se trata de grasas saturadas, sobre todo las grasas trans, pero las grasas buenas, como son las grasas insaturadas y las ricas en Omega 3, son protectoras.
MITO: Solo si el colesterol está muy alto se usan las estatinas.
REALIDAD: Estos medicamentos no solo disminuyen el colesterol y los triglicéridos en la sangre; también frenan el proceso de ateroesclerosis y disminuyen la inflamación de las arterias, que llevan a un ataque agudo. Es por esta razón que se indican a pacientes en riesgo, aunque el colesterol esté normal.
MITO: Si no hay una afección cardíaca, la estatina se suspende cuando se normaliza el nivel de colesterol.
REALIDAD: Al igual que la presión aumenta si dejamos de tomar los antihipertensivos, el colesterol vuelve a elevarse si suspendernos las estatinas.
MITO: La dieta y el ejercicio son suficientes para controlar el colesterol LDL, aunque esté muy elevado.
REALIDAD: En este caso es necesario el tratamiento con estatina, porque la dieta solo explica el 25 % del colesterol; el otro 75 % lo produce el hígado.
MITO: La enfermedad cardiovascular solo aparece si es frecuente en la familia.
REALIDAD: Los factores hereditarios predisponen a las enfermedades cardiovasculares, pero en el 90 % de los casos el desarrollo de las mismas se explica por el estilo de vida.
MITOS: Existen superalimentos que previenen los problemas cardiovasculares.
REALIDAD: Lo recomendable es una dieta saludable y variada, como la dieta mediterránea, la cual reduce el riesgo cardiovascular.
MITO: Las estatinas dañan el hígado y los músculos.
REALIDAD: En ocasiones provocan alteraciones en las enzimas de estos tejidos, fácilmente detectables con análisis rutinarios; pero raramente producen daño.
Esto no se compara con los excelentes resultados demostrados en todo el mundo al prolongar la vida de los pacientes cardiovasculares.
MITOS FRECUENTES
MITO: Después de padecer un infarto al miocardio, digamos adiós al sexo.
REALIDAD: El acto sexual es una actividad física moderada, similar a subir dos pisos de escaleras. El cardiólogo orientará cuándo reasumir la vida sexual, generalmente antes de transcurrido un mes del evento. La realización de una prueba de esfuerzo será de mucha ayuda para tomar esta decisión.
MITO: La colocación de “stents” o la cirugía de “by-pass” curan la enfermedad coronaria.
REALIDAD: Estos procedimientos destapan obstrucciones coronarias que suponen un peligro inminente de infarto, pero no detienen el proceso de ateroesclerosis que está afectando a todas las arterias coronarias y que llevan posteriormente a nuevas obstrucciones. El tratamiento médico y los cambios de estilo de vida son los que van a frenar este proceso.
MITO: El corazón no duele.
REALIDAD: La causa más importante es el infarto, que produce dolor característicamente opresivo, que no cede con el reposo. Ante un cuadro así, debe ser trasladado a emergencia, donde se descartarán además causas musculares, esqueléticas, pulmonares, neurológicas o afectación del pericardio o la pleura.
Edad e hipertensión
MITO: Es algo normal que los ancianos tengan la presión alta.
REALIDAD: La hipertensión no controlada también predispone a ataque cardíaco y derrame cerebral en las personas mayores.
MITO: En la juventud es innecesaria la prevención cardiovascular.
REALIDAD: El estilo de vida que se lleva en la juventud es determinante para las enfermedades que aparecerán en etapas posteriores de la vida.
MITO: Los antihipertensivos hacen daño si se toman durante muchos años.
REALIDAD: Estos medicamentos no llevan a adicción ni se acumulan, por lo que no hay un tiempo límite de consumo de los mismos.
MITO: Los antihipertensivos afectan la actividad sexual.
REALIDAD: Desde hace décadas los medicamentos que se usan para tratar la HTA no afectan la función sexual y son compatibles con una vida física y mentalmente activa. En todo caso, este efecto siempre fue reversible, de modo que al suspender la medicación se recuperaba la función normal.
MITO: Las personas hipertensas no pueden tomar Viagra.
REALIDAD: El uso de Viagra no es peligroso en los hipertensos. Se aconseja precaución en caso de enfermedad cardiovascular y no debe usarse si está bajo tratamiento de nitratos.