El pasado domingo 18 la mayoría de los dominicanos aptos para ejercer el derecho al voto le dieron las espaldas a la convocatoria de la Junta Central Electoral y no acudieron en masa a los centros de votación que la mayoría después de las once de la mañana permanecían vacíos a la espera de los votantes rezagados que quisieran ejercer su derecho al voto.
Fue un proceso muy tranquilo bajo la sombrilla clásica de fraude, compra de cédulas, pica pollos, etc. Pero en general fue un proceso muy bien organizado y limpio que no hubo chance para que los partidos de oposición utilizaran en masa el alegato del clásico de fraude o de graves irregularidades en donde tan solo un alto dirigente del partido que se suponía tenía la segunda posición en esa sabana de partidos opositores. Su denuncia de serias irregularidades fue un grito desaforado presagiando una actitud rebelde para las elecciones de mayo 18. Ese dirigente quiso alterar la noche del domingo pero sin éxito.
Los casi 50% de votantes acudieron a las mesas lo hicieron sin temor y sin los traumas de eventos similares del pasado, por lo que la JCE merece un reconocimiento cuando se creía que se le vendría el mundo abajo con las complicaciones de la boleta con regidores preferenciales. El PRM, el partido oficialista, recibió un respaldo de los votantes que antes de las 10 de la noche del domingo conocía cual era la tendencia de la aplastante victoria. La sorpresa fue la alta votación que recibió el PLD recuperando su lugar de preferencia en la posición de los partidos.
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La lectura que se le puede hacer a esos resultados es que el Gobierno ha sabido capitalizarse sus beneficios con los diversos tipos de bonos. Eso estimula a la gente que espera verse favorecida con mejores viviendas u otras ayudas incluso para asistir a la escuela con la Tanda Extendida.
Fue un jornada cívica típica de la democracia criolla en que se sabe la indolencia del votante para atender el llamado a las urnas para votar en las elecciones municipales que no tienen el atractivo ni el glamour de unas elecciones generales que envuelven a los legisladores y en especial al presidente de la República.
Se guardan las energías, entusiasmos e indelicadezas para las elecciones de mayo, en donde se decidirá cuál será el político que dirigirá los destinos nacionales hasta el 2028.
El elevado grado de abstención era previsible ya que es la tendencia de procesos anteriores y ahora se complicó con el asunto del regidor preferencial incordiando la vida a centenares de votantes que así anularon su voto. De nuevo lo mas sorprendente para muchos fue el segundo lugar ocupado por el PLD que se creía bastante golpeado por la batalla judicial que se mantiene en contra de connotados personeros de la pasada administración ya con muchos apresados y en vías de juicio u otros que tienen el temor de ser llamados por el PEPCA para conversar acerca de sus acciones en posiciones de la anterior administración peledeista.
Los integrantes de la JCE y sus subalternos deben sentirse satisfechos con la misión cumplida que fue tan positiva que llevó al presidente de la República querer dirigirse al país antes de terminar el conteo. Suerte que ratificó y no cometió ese error protocolar a pedidos de la JCE.