Por: Guaroa Gil
Un efectivo plan de seguridad ciudadana tiene que tener un correcto balance entre la prevención y el control del crimen, que contemple una reducción significativa del gasto desproporcionado en vigilancia policial que incurre el Gobierno. De acuerdo a un estudio de Insight Crimen revela que los gobiernos caribeños que destinan a la prevención del crimen solo dos centavos por cada dólar que se gasta en resolverlo lo que resta efectividad y eficacia a los programas de previsión del crimen.
Eso es lo que explica que la tasa promedio de homicidio en el país sea 14.9 por cien habitantes, 6.6 por ciento más que la existente en América Latina que se sitúa en 21.5, y menos 7.9 de la planetaria que está en 7.l por ciento, según un estudio de Insight Crimen. Aunque las cifras oficiales hablan de una tasa de homicidio de 16 por cada cien mil habitantes.
Además, 59 de cada cien dominicanos ha limitado, ante de la pandemia del Covis-19, los lugares de recreación por la ola creciente de criminalidad que arropa al país, y solo 36 de cada cien criollos se siente seguro. La magnitud del problema es abrumadora y obstinadamente persistente caracterizada por una insuficiencia presencia policial en la zona de alta delincuencia y con agentes vinculados al crimen organizado o mirando hacia otro.
Otro elemento a tomar en cuenta a la hora de planificar políticas públicas de combate a la criminalidad es la concentración urbana, factor recurrente para violencia que se nutre de la desigualdad, el desempleo, familias dislocadas y servicios inexistentes o deficientes.
Las autoridades deben, además, de reconocen que la inseguridad ciudadana, producto de un incremento de la delincuencia violenta ha aumentado en los últimos diez años y que se requieren medidas adecuadas y urgentes para enfrentarla, y no de acciones cosméticas, de relaciones públicas cuya eficacia es seriamente cuestionada por los especialistas del tema.
El informe en cuestión, aconseja a los gobiernos caribeños a que traten de replicar iniciativas de prevención de la violencia que han resultado exitosas en otros países, como es el método de vigilancia policial inteligentes de Trinidad y Tobago que intensifica las patrullas en zonas y horas de alto riesgo reduciendo en un 44 por ciento la violencia en las áreas elegidas.
Mientras que Igarapé Institut, de Brasil, menciona como estrategia eficaz la combinación de recursos financieros e institucionales de todos los niveles, y cita como ejemplo de éxito el Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes de Colombia, que muestra cómo las intervenciones policiales centradas, la vigilancia del delito en tiempo real y la prevención pueden ayudar a prevenir y contener crimen local.