Entre las docenas de ramos de flores colocados ante la gran verja del palacio Algonquin de Küsnacht, en la popular Costa Dorada del lago de Zúrich, había una nota manuscrita: «Eres sencillamente la mejor». En Suiza y también en EEUU, Turner fue homenajeada por miles de fans.
“Míreme, me parezco a Tina Turner. Mi cabello, todo. Soy una fan absoluta, es mi ícono”, dice Karen Minardi mientras baila sola delante del mítico Teatro Apolo de Nueva York.
Tina Turner ya era una leyenda antes de morir, un mito que atravesó la discoteca de los salones de varias generaciones; “Mi madre creció con Tina Turner y yo también. Aprendimos mucho con su música, sobre nuestra propia historia. Es muy triste”, se lamenta otro fan.
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“Sólo tengo 17 años, pero me encantaba la imagen que daba de los negros y del poder que eso simboliza. Es muy importante”, declara un joven ante la sala Apolo donde Tina Turner dio los primeros conciertos.
Momentos inolvidables, según Billy Mitchell, historiador de la sala de conciertos “Era verdaderamente eléctrico. ¡Tenía tanta energía! Cuando miras a algunas de las artistas actuales, te das cuenta de que la imitan en la actitud, la presencia en el escenario, el cabello, sus gritos. ¡Eso es Tina Turner!
El mundo pierde a un icono
Cantantes como Beyonce o Maria Carey también quisieron rendirle homenaje. «Los términos ‘leyenda’, ‘icono’, ‘diva’ y ‘superestrella’ suelen utilizarse mal, pero Tina Turner encarna todos ellos y tantos otros», dijo Mariah Carey.
Tina Turner «allanó el camino a tantas mujeres del rock, ya fueran blancas o negras», dijo por su parte otro mito de la música, la histórica Gloria Gaynor.
Beyoncé dijo que era la «personificación de la pasión y el poder», mientras que Mick Jagger la calificó de «amiga maravillosa» e intérprete de «enorme talento». Oprah Winfrey también elogió a Turner como una «superviviente» que superó años de violencia por parte de su marido.