Sobre los amigos

Sobre los amigos

Leonor Asilis

Sobre los amigos. Estamos transitando en el mes de febrero donde ya es tradición que se celebre la amistad y el amor. Es oportuno entonces que meditemos en torno a este gran don. 

¡Qué maravilla es tener un amigo fiel que nos escuche, que nos anime, que esté con nosotros en las buenas, pero sobre todo también en las malas! 

Este proceso de apertura a la amistad tiene sus bemoles, ya que en el mismo muchos hemos sido heridos.

Como consecuencia, se tiende a perder confianza y nos protegemos en un cascarón para evitar posteriores contrariedades y sufrimientos. 

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También Jesús, ocasionalmente tuvo que sentirse dolorosamente herido ante aquéllos que él consideraba amigos
Sin embargo, fijémonos en su actitud: jamás se dejó de entregar, continuaba constantemente repartiendo amor, aun cuando no siempre era correspondido incluso entregó su vida por todos.

 La gran enseñanza del divino maestro es que no debemos ser renuentes a correr el riesgo de amar, aunque tengamos el miedo de no ser correspondidos.

 Recordemos la corrección que le hiciera el Señor a uno de sus discípulos: “Ya no los llamo siervos, sino amigos”.
 Para San Agustín, este tópico llenó gran parte de su vida y de su pensamiento de donde se pueden extraer tres ideas básicas que les expongo a continuación:

 1. La amistad es esencial para el bienestar personal en el mundo; pero la verdadera amistad, la única que perdura, solo existe cuando está inspirada por Dios y cuando Dios hace de soldador o aglutinador.

 2. La amistad presupone amor, una verdadera unión de corazones y un compartir mutuo de cargas, al estilo de lo que Jesús hizo por nosotros. 

3. La amistad está caracterizada por la confianza y la franqueza, y en su más amplia interpretación hay que extenderla a todos. Decía que nadie puede ser verdadero amigo de otro si antes no es amigo de la verdad.

Este gran santo por quien tengo gran admiración tiene una bella expresión de lo que percibe en la amistad: “Confieso que me entrego sin reservas al amor de quienes me son especialmente íntimos, en particular si están agobiados por las contrariedades del mundo. Descanso en su amor sin ningún tipo de preocupaciones, porque siento que Dios está presente allí.”