Mucho se ha escrito en la prensa diaria nacional y de otros países, como también en la televisión y la radio, sobre la sentencia del Tribual Constitucional de República Dominicana. Pero basta una simple lectura de la Constitución haitiana en sus artículos 11 y el 45, para dejar bien claro que los hijos, nietos, etcétera de los ciudadanos de dicha nación, que dice: “los descendientes hijos de padre o madre haitianos nacidos en cualquier país del mundo son haitianos” y además está claramente establecido en la Constitución de referencia que ningún ciudadano haitiano puede “sustentar una doble ciudadanía”. Por tanto, porque seguir hablando tanto si ya hace tantos años Haití definió esa situación. Será que el nuevo “Poder Haitiano” con la gran cantidad, más de 480 mil haitianos que viven o residen legal o ilegalmente en República Dominicana, parece que nuevamente pretenden imponer los deseos de sus antepasados de que la Isla de Santo Domingo es una e indivisible para lo cual aspiran que un próximo presidente del lado Este sea haitiano. ¡Imposible! Ese sueño no es más que un sueño más y los “sueños, sueños son”.
Todo lo dicho anteriormente no descarta que esos ciudadanos haitianos regularicen su estadía en República Dominicana, siempre que las autoridades del nuevo poder haitiano les expida los documentos fundamentales que los acredite como genuinos ciudadanos de dicho país.
Lo que no puede República Dominicana, es seguir tolerando que misiones de funcionarios haitianos sigan llegando al país y amenazando la institucionalidad y soberanía dominicana en la forma que lo hicieron los senadores que estuvieron aquí recientemente, pues RD., puede deportar todos los 480 mil que deseen ellos que residen en Dominicana y entonces sí la piña se les pone agria al Gobierno haitiano. Y si esto se hace es muy legal, y punto.