Suposiciones

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Tiberio Castellanos

Se dice que los haitianos desempeñan hoy en Santo Domingo (el país), todos los trabajos que en la agricultura desempeñaron antes los dominicanos como obreros agrícolas (Creo que debía decir que con la excepción del corte de la caña). Todos los trabajos, desde la dura labor de siembra del arroz en las áreas inundadas hasta la cosecha del grano. No es una tarea agradable ni envidiada.

Digo ese trabajo que supongo con botas de goma. También laboran ellos a la sombra de los cafetales recogiendo los bellos granos que produce el cafeto. Y aclaro que los cafetos no dan sombra, a estos se las dan las guamas y otros árboles. Todavía hoy no tengo noticias del campo laboral en los cacaotales, y me imagino que será por el estilo. Tampoco puedo hablar de los obreros en las ganaderías. Y sé que no es cualquiera quien enlaza una vaca o castra un toro.

Y lo mismo digo del ordeño en las lecherías. En fin, se dice que todos o casi todos los trabajos en la agricultura dominicana los desempeñan los haitianos.

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Algunos trabajos en la ciudad, oí decir que sólo los hacían los haitianos, como limpiar los hoyos de las letrinas y picar las piedras.

Hoy se me dice que desde poner los bloques y casi todo lo demás, pues hasta son maestros de obra y guardianes de la seguridad de las construcciones. Todo lo hacen los haitianos.

También me dicen de los varios empleos que desempeñan sólo los haitianos en el turismo.

Siendo así las cosas, me pregunto: ¿Qué podrían hacer hoy los jóvenes dominicanos que no son profesionales universitarios. Ni tienen buenos oficios. Ni tienen buen oído para ser buenos músicos? Bueno, se me ocurre que un destino cercano sería Puerto Rico. Si no fueran tan frágiles las yolas que cruzan el Canal de la Mona. No lo recomiendo. Y esto a pesar de que Puerto Rico para mi, a pesar de ciclones y terremotos, siempre será una bella isla con una bella gente.

Una opción que me parece muy aceptable es la de España. En esta descarga no señalo por falta de espacio, todo lo que a este destino, además del idioma, lo hace aceptable, y deseado. Y hace allí aceptables y deseados a dominicanos y otros hispanoamericanos en vez de esa extraña gente de costumbres muy ajenas a la vida española y que la Unión Europea hasta hoy patrocina.

Y un tercero y aceptable destino es el que siempre fue deseado por todos. Y no sé si por eso de ser deseado por tantos, y ahora por el desorden, el bandidaje, los coyotes, los camiones llenos de muertos, las mujeres y niños ahogados en el gran río, los muertos de sed cruzando zonas desérticas, las elecciones, las amenazas de Putin, y hasta el virus de nuevo, este destino que para mi es ya hogar, yo no lo recomiendo, por ahora, aunque el presidente Biden trata de imponer en él un poco de orden, quizás ya un poco tarde.

Y aquí la Scheherezade del cuento. Son el ciento o casi ciento de peloteros dominicanos en las Grandes Ligas del béisbol americano.

(Si no me han informado mal, todos millonarios, salvo algún Cutá Pérez que esperamos no surja entre ellos).

Y de cuyos grandes dineros siempre he lamentado la falta de buena inversión en suelo dominicano.

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