Surcoreanos festejan destitución de presidenta

Surcoreanos festejan destitución de presidenta

SEUL. — La presidenta surcoreana destituida President Park Geun-hye guardaba silencio hoy, mientras oponentes y partidarios se dividían las calles de la capital con actos masivos en una nación profundamente dividida en cuanto a su futuro.

Park no se ha dejado ver ni oír desde que la Corte Constitucional pronunció su fallo el viernes, el cual puso fin a una lucha por el poder que ha consumido al país durante meses. Aún permanece en la Casa Azul, la residencia presidencial, y sus colaboradores dicen que necesitan tiempo para preparar su regreso a su residencia en el sur de Seúl.

Con banderas y velas, y entonando cánticos de júbilo, decenas de miles de personas ocuparon un bulevar céntrico para festejar la destitución de Park. Mientras tanto, en una plaza cercana, seguidores de la presidenta destituida agitaban banderas, mientras los oradores, de gorra roja y uniforme militar, juraban resistir lo que llamaban un «asesinato político».

La policía se había preparado para actos de violencia después de los choques entre las fuerzas del orden y los seguidores de Park que dejaron tres muertos y decenas de heridos en la víspera. Unos 20.000 agentes vigilaban a los manifestantes, aislados los unos de los otros por barreras de cientos de buses policiales.

Los adversarios de Park coreaban, «ganaron las velas» y «arresten a Park Geun-hye» al marchar hacia la Casa Azul. Se autodenominan la Fuerza Vela porque éstas fueron la característica de las enormes manifestaciones de los últimos meses, que se realizaban al atardecer.

La sentencia de la corte significó un golpe demoledor para la primera mujer que ocupa la presidencia en el país. Park se alzó sobre una ola de nostalgia conservadora por su padre, el difunto dictador Park Chung-hee, para ganar las elecciones de 2012, pero su presidencia se derrumbó ante el embate de millones de manifestantes furiosos.

Si bien el fallo puede haber significado el fin de su carrera, los analistas ven en su silencio una actitud desafiante y acaso la esperanza de usar la furia de sus seguidores para recuperar apoyo.

«Con su silencio expresa con fuerza y claridad que no acepta la sentencia de la corte», dijo Yul Shin, profesor en la Universidad Myongji de Seúl. «Nadie sabe cuándo dejará la Casa Azul, tal vez quería comprobar el tamaño de la multitud en el acto de apoyo a Park».

El fallo permite que se le inicie un proceso penal. Se le acusa de confabularse con su amiga íntima Choi Soon-sil para obtener millones de dólares mediante la extorsión de empresas y de permitir que Choi, una ciudadana particular, se entrometa en asuntos de estado y tenga acceso a documentos secretos. Park se ha negado a responder a las denuncias, apelando a la ley que otorga inmunidad al presidente.

Corea del Sur debe realizar elecciones dentro de dos meses. El liberal Moon Jae-in, derrotado por Park en 2012, es el favorito en las encuestas.

La situación agrava la incertidumbre política y de seguridad de Corea del Sur, amenazada por Corea del Norte, posibles represalias económicas de una China furiosa por la cooperación de Seúl con Washington en un sistema antimisiles y dudas en Seúl sobre la adhesión del presidente Donald Trump a la alianza bilateral de seguridad.

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