La ira se define como un sentimiento negativo, que usamos para desahogarnos y a veces puede llegar a producir daños en nuestra persona y en nuestras relaciones. Para tratar el tema, entrevistamos a una psicóloga y un pastor.
La especialista Andrea Pilar Santana comparte desde el punto de vista psicológico, que la ira es una emoción que nos acompañará a lo largo de nuestra vida.
“La ira es un sentimiento difícil de controlar, y cuando la ejecutamos perdemos el control. La ira nos saca de control y nos lleva a hacer cosas que ni nosotros mismos, creemos muchas veces que somos capaces de hacerlas”, expresó.
Por otra parte, el pastor Emmanuel Ortega, manifestó que la ira puede llegar a desencadenar acciones pecaminosas. “La religión señala que usted puede expresar su ira, pero no pecar contra Dios. Efesios 4:26 dice: Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo”, precisó.
Lea también: Las experiencias traumáticas: ¿cómo superarlas?
Efectos
La licenciada en psicología indicó, que este mal puede afectar nuestro organismo ya que puede alterar al sistema cardiovascular, el nervioso y otros más.
De igual forma, este tipo de actitud provoca síntomas de locura, úlceras, impotencia sexual, palpitaciones, cansancio, etc.
Causas
Uno de los detonantes de este comportamiento negativo, lo es proteger nuestro orgullo, por la razón de que se nos dificulta reconocer nuestros propios sentimientos y estar conscientes de nuestra vulnerabilidad.
Le puede interesar: ¿No se te quita el dolor de cabeza? Aquí cinco remedios naturales y fáciles contra la migraña
¿Se puede evitar la ira?
El obispo explicó que la ira no se puede evitar, ya que a menudo nos encontraremos con personas que querrán en algún momento de nuestras vidas sacarnos de nuestra casilla, por esa razón es recomendable que nosotros mismos aprendamos a ponerle un freno cuando quiera apoderarse de nuestras emociones.
Destacó que este sentimiento se puede educar y corregir pero esto depende de que podamos saber cuál es el origen de la misma, después que se conoce lo que da lugar a ella, entonces esto se puede tratar con terapia y con ejercicios de relajación y autocontrol.
“La ira se debe educar, corregir y disciplinar. Usted encontrará amigos o familias que le rogaran que grite, que se desahogue, que no calle y sin la menor duda, que usted busque expresar sus sentimientos de justicia o injusticia. Aceptar o rechazar este sentimiento llamado ira es una responsabilidad de cada uno”, puntualizó el reverendo.