Ministros, directores, asesores, la vocería ética, asociaciones especializadas, todos a una alababan la singular decisión del presidente. Otra presea para su historial en esta primera etapa de la patria nueva. Nada pudo detener la decisión y menos aceptar el inconcebible equívoco jurídico. Como si se tratara de la época de Concho Primo y la voluntad del mandamás se impusiera por encima de cualquier norma.
Más cerca de la terquedad que del cesarismo, la urgencia y el oportunismo marcaron la ruta. Percepción de omnipotencia o estrategia para quedar bien con dos señores, con la esperanza de un atajo que no comprometiera la voluntad oficial.
El respeto al Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo del año 2011, ratificado por el Congreso-2013- vigente desde el 2016- “Sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos”, fue acicate para la jornada reivindicativa. Comenzó un trajín entre filantrópico y populista con la intención de extender las disposiciones contenidas en el Código de Trabajo que regulan aspectos del trabajo doméstico-artículos 258 y siguientes-.
La bandera fue el Convenio, pero olvidaron que sin la adecuación de la legislación que pauta el funcionamiento del trabajo doméstico remunerado, la puesta en práctica de lo establecido en el mismo no es factible. Una Resolución como la 14-2022 del Ministerio de Trabajo, cargada de buenas intenciones, no tiene categoría jurídica para la modificación de las leyes que regulan el trabajo doméstico.
Las advertencias de algunos especialistas que se atreven a disentir y pretendían ser escuchados, quedaron en el vacío. Se impuso el criterio coyuntural para llenar un vacío de manera administrativa violentando el ordenamiento jurídico.
El entusiasmo del mandatario en aquel acto celebrado en la Ciudad Ganadera de San Francisco de Macorís- 1.09.22- ameritaba mejor causa. Todos sonrientes, satisfechos, con algo que, sencillamente, a pesar de la contundencia es letra muerta, paparrucha.
“Con este paso, hemos dado un salto de gigantes en la configuración del Estado de Bienestar que queremos dejar como legado a las nuevas generaciones. Con este logro histórico que hoy ponemos en marcha, estamos cumpliendo con nuestro deber y principalmente con las mujeres dominicanas…” Para la distorsionada percepción comenzaba la regularización del trabajo doméstico en la RD, el imaginario inicio de la inclusión de esos trabajadores en el Sistema Dominicano de Seguridad Social.
Algunos, altivos, apostaron a que la carga se arregla en el camino y continuaron con las consignas avalando una gloriosa época para trabajadores del hogar. Otros se solazaron en la lentitud del Tribunal Constitucional, apoderado de un recurso en contra de la Resolución desde diciembre-2022-. El ejecutivo prefirió persistir en el error y dejarle la solución al TC. Esta vez el TC resolvió y lo hizo rápido.
“Aquí nada puede causar sorpresa. Ni lo más extravagante ni lo más inaudito”- Moscoso Puello. Cartas a Evelina-. Sin asombro, la curiosidad pregunta: ¿Nadie advirtió al presidente el desaguisado? ¿Ninguna opinión contraria a los designios oficiales fue respetable o respetada? ¿Creyeron los áulicos que el TC sería obsecuente con los deseos de Palacio? El mal rato será fugaz, aunque procede “un cariñito” para el olvido.