LONDRES — La primera ministra británica, Theresa May, despachó hoy a 30 miembros de su gobierno por todo el país para recabar apoyos para su acuerdo de divorcio con la Unión Europea.
Muchos británicos permanecen escépticos ante el acuerdo de Brexit y May está bajo una presión intensa para demorar la votación parlamentaria fijada para la próxima semana, a fin de obtener más concesiones de la UE.
Ya acabados tres de los cinco días debates permitidos en el Parlamento, un análisis de la Press Association de Gran Bretaña muestra que solo 27 de los 163 legisladores que se han expresado al respecto respaldarán el pacto, comparado con 122 que dicen que votarán en contra, entre los cuales hay 29 de Partido Conservador de May.
El punto de discordia es la llamada “salvaguarda”, que dejaría a Gran Bretaña en una unión aduanera con la UE de manera indefinida si las dos partes no llegan a un acuerdo sobre cómo evitar el surgimiento de una frontera con Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido y la República de Irlanda, que es parte de la UE.
La propuesta ha suscitado resistencia de todas las partes porque el Reino Unido no podría abandonar el arreglo sin la aprobación de la UE. El Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, que mantiene a flote a la coalición minoritaria de May, se opone a la medida porque trataría a Irlanda del Norte de manera distinta que al resto del Reino Unido.