SAO PAULO — Brasil vota hoy para elegir a su próximo presidente, y la elección no podría estar más ajustada.
El congresista de ultraderecha Jair Bolsonaro, que lidera las encuestas, ha descrito un Brasil en guerra: con los delincuentes, con los políticos corruptos, con las ideas izquierdistas y, de alguna forma, con él mismo. La campaña del ex capitán del ejército promete un “gobierno decente, diferente a todo lo que nos llevó a una crisis ética, moral y fiscal”.
El éxito de la campaña de Bolsonaro, que se aprovechó de una oleada de descontento con la política tradicional, tomó a muchos por sorpresa. Se centró en combatir la delincuencia y en cortejar a la comunidad empresarial con la promesa de poner en marcha políticas económicas de corte liberal.
Por su parte, su rival, Fernando Haddad, es considerado por muchos el reemplazo de su mentor y fundador del Partido de los Trabajadores, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El otrora popular Lula fue vetado en la boleta tras una condena por corrupción, por la que está encarcelado. Haddad es el sucesor elegido por él, y el exalcalde y ex ministro de Educación se ha esforzado para mostrarse como independiente.
Recabó el respaldo de los más fieles al partido, pero un enorme caso de corrupción ha mermado sus filas y Haddad tuvo problemas para convencer a muchos fuera de la órbita de la formación.
A continuación, tres cosas a saber sobre los candidatos y sus propuestas:
JAIR BOLSONARO
DELINCUENCIA: El centro de la campaña de Bolsonaro fue su promesa de reducir la elevada tasa de criminalidad de Brasil. La mayor nación de Latinoamérica es la primera del mundo en número total de homicidios. El año pasado, un récord de 63.880 personas murieron asesinadas. Muchos brasileños conviven a diario con el miedo a sufrir atracos.
Bolsonaro presentó esta lucha como una moral, entre las fuerzas del bien y el mal. Se comprometió a dar vía libre a la policía en el uso de la fuerza y a aliviar las restricciones de armas para que la población pueda defenderse. Además, sugiere rebajar la edad mínima a la que los acusados pueden ser juzgados como adultos a 16 años.
ECONOMÍA: Según él mismo reconoce, no sabe mucho de economía, pero con su elección de un economista que estudió en la Universidad de Chicago como asesor se ganó a gran parte de la comunidad empresarial. Se comprometió a reducir el tamaño del gobierno, incluyendo recortar el número de ministerios, y a realizar una reforma de las pensiones que podría recortar al menos algunos beneficios. Además, busca privatizar muchas empresas estatales. Pero dado que se acaba de convertir a la teoría del liberalismo económico, algunos observadores se preguntan por cuánto tiempo y cómo de cerca estará de estos principios.
AUTORITARISMO: Bolsonaro ha elogiado la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985, calificando ese tiempo como una época más sencilla y segura. Muchos, especialmente los disidentes que combatieron contra ese régimen, se molestaron con esa descripción, señalando que el gobierno militar torturó a miles de personas y mató a cientos. Junto a su promesa de dar “carta blanca” a la policía para balear a sospechosos y sus palabras despectivas hacia muchos grupos minoritarios, algunos temen que con Bolsonaro en el poder puedan perderse derechos civiles y se debiliten las instituciones democráticas. Bolsonaro rechazó estos temores.
FERNANDO HADDAD
ECONOMÍA: Haddad ha hecho del sufrimiento de los brasileños durante una prolongada recesión el núcleo de su campaña, culpando en gran medida a las reformas del presidente Michel Temer, aunque la economía empezó a hundirse cuando el Partido de los Trabajadores estaba aún en el poder. Gran parte de su programa busca revertir lo logrado por Temer, incluyendo la retirada del techo de gasto gubernamental y de una ley que flexibilizó las leyes laborales y redujo beneficios. Además propone congelar un plan de privatizaciones y se comprometió a crear empleo, incrementar la inversión pública, abaratar el acceso al crédito y reformar el sistema fiscal para que sea más progresista.
PROGRAMAS SOCIALES: El candidato prometió hacer de la inclusión social y económica el centro de su agenda, reduciendo las desigualdades que llevaron a amplios sectores de la sociedad a los márgenes. El candidato del Partido de los Trabajadores dijo que reformará el sistema educativo, ampliará el de salud e incrementará de forma significativa las asignaciones de un programa de bienestar. Su foco estuvo especialmente sobre los más pobres y apuntó que implantaría un plan nacional de seguridad alimentaria ante las evidencias de que la recesión mermó los avances en ese sector.
DEMOCRACIA: Haddad acusó al gobierno de Temer de pisotear los derechos de trabajadores, mujeres, negros, indígenas y otros grupos marginados y dijo que la presidencia de Bolsonaro solo empeoraría esta situación. Alerta sobre un Brasil gobernado por el odio y la intolerancia y se presentó a sí mismo como el único candidato que puede salvar la democracia.
Aunque algunos de los rivales de Haddad en la primera ronda de las presidenciales se han unido en torno a esta idea, muchos han decidido mantenerse al margen. Por el momento no ha conseguido convertir esto en un grito de guerra generalizado.
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