No estás deprimido, estás distraído Facundo Cabral
Los que no jugamos al sun, sun de la caravela con los asuntos de la Patria, a los que nos parece mera charlatanería aquello de que una cosa es con guitarra y otra con violín, nos tomamos muy en serio las regulaciones y acciones migratorias, de comercio y derechos humanos que traen a buena parte del mundo las medidas del presidente norteamericano Donald Trump.
Percibimos que debemos asumir las medidas de Trump como un shock, un pedido de cédula, una oportunidad que nos coloque en modo de reflexión y ajustes.
Tenemos que defender que a nuestros compatriotas residentes en Estados Unidos les sean respetados sus derechos y aunque no cumplan los requisitos migratorios, se les dé un trato digno y que los ayudemos a regresar a su tierra de manera considerada, como ha informado nuestro gobierno su disposición de hacerlo.
Debemos ser pragmáticos para lograr que en este reordenamiento que propone el nuevo gobernante norteamericano obtengamos el mejor trato posible de nuestro principal socio comercial y país en el que vive un significativo porcentaje de nuestros compatriotas residentes legales y los que tienen la condición de dominicanos-norteamericanos.
Gente que brilla por su dedicación al trabajo honesto, a capacitarse profesional y técnicamente, a educar, al arte, los deportes, la vida intelectual que prestan honroso servicio público, sirven en el ejército y la policía, el transporte y otros quehaceres dignos, y de los que sólo tenemos razones para sentir orgullo.
Aquí nosotros no tenemos razones para agacharnos mucho, no porque al que se agacha mucho se le ve sino porque estamos avanzando bien y sólo necesitamos hacer ajustes, trabajar duro para que, como ha programado el presidente Abinader, a la vuelta de pocos años estemos marchando a convertirnos en un país desarrollado.
Independientemente de los devaríos y desatinos a los que han pretendido orillarnos políticos que desde el poder no trabajaron por el país sino para ellos, nuestras fuerzas productivas y estadistas que van al gobierno no pensando en las próximas elecciones sino en las próximas generaciones, como está enseñando el presidente Abinader, trabajan para que avancemos todos juntos.
No es hora de jimiquear, de llorisquear, pues si nos miramos con respeto a otros países de condición parecida a la nuestra, estamos mejorando a grandes trancos y de manera consistente.
Somos admiradores de los japoneses, alemanes, israelíes y otros pueblos que se han levantado sobreponiéndose a condiciones muy adversas, sufridas situaciones de calamidad debido a conflictos bélicos o a difíciles condiciones naturales.
Por los avances que registramos hoy en crecimiento económico y desarrollo social ya no somos sujeto de donaciones y otras dádivas que sólo hicieron malacostumbrarnos a una dependencia infecunda, insana.
Aprestémonos a superar debilidades que podemos dejar atrás; aprovechemos todas las oportunidades de que disponemos para seguir avanzando; potenciemos nuestras múltiples fortalezas; y detengamos las amenazas que significan la desigualdad o falta de cohesión social, que puede erosionar nuestra gobernabilidad social y política; y dispongamos de todo cuanto podamos, para hacer frente, entre todos, al problema haitiano.
El talante respetuoso en que nos visitó el secretario de estado norteamericano, Marco Rubio, evidentemente por sus vínculos de amistad con el presidente Abinader y nuestro país, constituye un importante estímulo para nosotros. Adelante.
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