Donald Trump llamó por teléfono a Xi Jinping con quien, dijo, mantuvo una conversación “muy buena tanto para China como para EEUU” y expresó que ambos deberán resolver “muchos problemas juntos, y se empiece inmediatamente” agregando que hablaron de los temas de interés mutuo. “El presidente Xi y yo haremos todo lo posible para que el mundo sea más pacífico y seguro». Recordó que ambos tienen compromisos para preservar la paz mundial. Efectivamente, si las palabras se llegan a corresponder con los hechos una vez asuma la presidencia seria, definitivamente, un escenario muy bueno para el planeta.
Por su parte, el presidente chino reconoció que ambos prestan gran importancia a la interacción mutua y esperan que sus relaciones tengan buen comienzo en el nuevo mandato presidencial. Al parecer, según lo expresado por Xi Jinping, hubo concordancia en la disposición de ambos para impulsar las relaciones bilaterales “desde un nuevo punto de partida”. El presidente chino resaltó que, aunque ambas naciones abrigan sus propios sueños y están comprometidos con elevar el nivel de vida de sus respectivos pueblos, “comparten extensos intereses comunes y un amplio espacio para la cooperación y pueden ser socios y amigos, contribuir al éxito del otro y disfrutar de prosperidad común, lo que beneficiaría a ambos países y al mundo entero”.
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La parte china, seguramente teniendo en mente los vínculos pocos amistosos del pasado, coincidió en que, tanto Beijing como Washington, como grandes potencias “con diferentes condiciones nacionales, tengan algunas diferencias” pero que la clave para entenderse es “respetar los intereses fundamentales y las preocupaciones de cada uno, y encontrar formas adecuadas de resolver los problemas”. Precisó que debe tenerse en cuenta que la cuestión de Taiwán es un tema de soberanía nacional e integridad territorial y manifestó que espera que EEUU se maneje con cautela.
Xi también señaló que las interacciones económicas-comerciales respectivas debieran ser mutuamente beneficiosas por lo que debe dársele espacio a la cooperación y no a la confrontación. Las relaciones, aseguró, deben basarse en “respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación mutua compartida, para que los dos barcos gigantes de China y Estados Unidos sigan avanzando por el camino del desarrollo estable, sano y sostenible”.
Igualmente intercambiaron puntos de vista sobre asuntos internacionales críticos como Ucrania y Medio Oriente acordando establecer canales de comunicación estratégica.
Ciertamente China, acorde con su idiosincrasia, se ha limitado a reacciones defensivas preventivas, no ofensivas.