Nicolás Petro junto a Gustavo Petro en Bogotá, durante la noche electoral del 29 de mayo de 2022. AP - Fernando Vergara
Una semana de audiencia de imputación de cargos por enriquecimiento ilícito y lavado de activos contra el hijo del mandatario colombiano, televisada en directo, puso a Colombia a hablar casi exclusivamente del tema. En particular, de los lujos que se daban Nicolás Petro y su esposa Daysuris Vásquez, entre otros, costosos vehículos y propiedades, con recursos provenientes de personas procesadas por la justicia.
Esta «novela», que pasa por celos y traiciones en la familia presidencial, ha sido el caso de mayor impacto político en una serie de escándalos que han rodeado al gobierno en este primer año. Incluido el suicidio del coronel Óscar Dávila, uno de los encargados de la seguridad de Petro, vinculado a un posible abuso de poder de Laura Sarabia, ex jefa de gabinete del mandatario.
Si bien Petro ha sabido batallar todo tipo de ataques durante su extensa carrera política, ninguno había venido de su propia familia, como promete la colaboración de su hijo con la Fiscalía.
«Dichos dineros, con los cuales incrementó su patrimonio económico el señor Nicolás Fernando Petro Burgos, de manera injustificada, unos de ellos ingresaron a sus arcas y otros, a la campaña presidencial», dijo el fiscal del caso evocando la posible vinculación de dinero no reportado con la campaña presidencial.
Estas revelaciones han apagado la esperanza del cambio, como opina la estudiante universitaria Juliana Pérez: «Antes la gente creía que Petro iba a salvar a Colombia. Y en realidad no. Ya nos estamos dando cuenta de que no será así».
Las declaraciones del hijo cuestionan al padre
La imputación a Nicolás Petro Burgos puso en entredicho la bandera de lucha contra la corrupción que llevaba su padre. En su discurso de primera vuelta de las elecciones de 2022, el candidato Petro decía: «la corrupción no se combate con frases de Tik Tok». Esto en clara referencia a su entonces contendor, Rodolfo Hernández, quien arrasaba en esa red social.
Yolanda Ramírez, transeúnte de unos 40 años, lo sospechaba desde la campaña, que estuvo muy polarizada. «Eso ya se sabía, que ése (Petro) va con la corrupción, y con toda fuerza. Todo lo que se decía se está verificando».
Nicolás Petro Burgos ha insistido en que su padre no sabía que hubo dinero proveniente de personas antiguamente procesadas por la justicia que entró en la campaña presidencial.
Esas declaraciones, y la celeridad inusitada de la Fiscalía en este caso específico, mientras sigue regida por Francisco Barbosa, amigo del expresidente de derecha Iván Duque, ha despertado, sin embargo, solidaridad con el mandatario.
Para Laura Vera, quien trabaja en el norte de Bogotá, «(a Petro) lo atacan mucho por cosas que también pasaban en los anteriores gobiernos y no eran juzgados de manera tan severa como sí lo hacen ahora».
Carlos Lancheros, en el sur de la capital, piensa que «como el papá no quiso respaldarlo, ahora el hijo quiere echar al papá al agua».
Este caso de corrupción ha opacado logros del gobierno como la reforma tributaria, que aumenta los impuestos a las empresas, y pretende reducir la evasión, así como el avance de la reforma agraria, descrita así por el propio Petro: «Nosotros, este gobierno, ha titulado un millón de hectáreas».
Petro se ufana de haber titulado más de un millón de hectáreas a cultivadores e indígenas en sus primeros siete meses de gobierno gracias al fortalecimiento de la Agencia Nacional de Tierras, frente a las 1,4 millones de hectáreas entregadas por su antecesor Iván Duque durante todo su cuatrienio (2018-2022).
Seguridad y violencia, dolor de cabeza de Petro
También ha opacado la tregua de seis meses con la guerrilla Ejército de Liberación Nacional. Petro lanzó un ambicioso plan bautizado como la «Paz Total», con el que pretende apagar el conflicto armado con diálogos. En los primeros 12 meses pactó ceses al fuego con guerrilleros, paramilitares y bandas delincuenciales.
Sin embargo, para la oposición derechista, Petro «entregó el país al crimen y sacrificó la seguridad». En el departamento del Meta (sur), el gobernador Juan Guillermo Zuluaga asegura que los rebeldes están recuperando territorios a punta de terror. «Por buscar la paz no podemos descuidar la seguridad (…), somos aliados del gobierno en la búsqueda de la paz, pero la paz total, sin la seguridad total, no existe», dijo Zuluaga a la prensa.
Los escándalos recientes que vinculan no solo a su hijo, sino también a su ex mano derecha, Laura Sarabia, y a uno de sus más allegados colaboradores durante la campaña, el ex embajador en Venezuela Armando Benedetti, sumados al enfrentamiento con el Congreso, no le auguran un camino fácil a Petro.
El Congreso, en todo caso, «no le quiere aprobar nada», afirma Fernando Moreno.
La gran pregunta que todos se hacen hoy en Colombia, nos dice nuestra corresponsal Paula Carrillo, es si Petro podrá superar este turbulento primer año.