Los civiles y combatientes ucranianos atrincherados en la planta química de Azot, en la ciudad de Severodonetsk, resisten a duras penas el bombardeo del Ejército ruso, pero rechazan, por el momento, las demandas de rendirse o deponer las armas.
“Les hemos propuesto muchas veces (a los civiles) ser evacuados, pero no quieren”, aseguró Serhiy Gaidai, gobernador de la región de Lugansk.
Mientras Moscú acusa a las tropas ucranianas de utilizar a los civiles, como ocurriera en Mariúpol, como “escudo humano”, Kiev denunció ayer nuevos bombardeos masivos, lo que convierte en “imposible” un posible repliegue de civiles y militares.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció hace dos semanas el control sobre Severodonetsk, pero este no será completo hasta la toma del polígono industrial, es decir de Azot.
Estados Unidos ha transferido a Ucrania más de 1.400 sistemas antiaéreos Stinger y 6.500 sistemas Javelin, según ha anunciado este domingo la diputada ucraniana Kira Rudik. La lista también incluye helicópteros Mi-17, sistemas Harpoon y aviones no tripulados, ha hecho saber en su cuenta de Twitter.
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El anuncio tiene lugar después de que la Casa Blanca avanzara esta semana que proporcionaría casi 1.000 millones de euros adicionales en ayuda militar a Ucrania.
El general Patrick Sanders, que asumió el cargo de jefe de las Fuerzas Armadas del Reino Unido esta semana, ha alertado de que las tropas británicas deben prepararse para «luchar en Europa una vez más» durante esta generación.
«Existe el abrasante imperativo de forjar unas Fuerzas Armadas capaces de luchar junto a nuestros aliados y derrotar a Rusia en la batalla», escribió Sanders en una misiva dirigida a su personal que reveló este domingo la agencia local PA.
Las autoridades rusas y ucranianas han consumado este sábado el intercambio de cinco prisioneros por cinco prisioneros de guerra, incluido un cadáver, según ha informado el Ministerio de Defensa ucraniano.