Las elecciones legislativas francesas le dieron a la ultraderechista Agrupación Nacional una ventaja fuerte pero no decisiva en la primera vuelta de ayer, según proyecciones de agencias de sondeos, asestando otra bofetada al presidente centrista Emmanuel Macron.
Las proyecciones indicaban que la arriesgada decisión de Macron de volver a convocar a los votantes a las urnas por segunda vez en 3 semanas parecía haber sido contraproducente.
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Las agencias de sondeos francesas dijeron que la agrupación de partidos centristas de Macron podría terminar en un distante tercer lugar en la votación de la primera ronda. Esas proyecciones sitúan al bando de Macron por detrás de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y de una nueva coalición de partidos de izquierda, los cuales unieron fuerzas para evitar que el partido opuesto a la inmigración que encabeza Le Pen (el cual tiene vínculos históricos con el antisemitismo) pueda formar el primer gobierno de extrema derecha en Francia desde la Segunda Guerra Mundial. Pero, a falta de otra semana de campaña antes de la decisiva votación final del próximo domingo, el resultado final de las elecciones sigue siendo incierto.
Macron y el primer ministro Gabriel Attal instaron a los votantes a unirse contra la extrema derecha en la segunda vuelta.
Dirigiéndose a una multitud jubilosa que ondeaba banderas francesas, Le Pen pidió a sus simpatizantes y a los votantes que no apoyaron a su partido en primera vuelta que lo impulsen para que gane y obtenga mayoría legislativa dominante. Si eso ocurre, el protegido de Le Pen, Jordan Bardella, de 28 años, se convertiría en primer ministro.