¿Un mulataje consumista sin propósito ni identidad?

¿Un mulataje consumista sin propósito ni identidad?

Rafael Acevedo Pérez

Aparte de los índices de crecimiento y consumo, ¿hacia dónde va un país que carece de propósitos y de identidad? Espero que se entienda que la bachata y el “dem-bow” (¿lazo del diablo? no bastan, que más bien desvían.

Si los gobernantes y los estados tuviesen verdadera consciencia de cuán importante es el tema de la identidad para sus países y para la humanidad toda, la dispersión de conducta delictiva y los índices de corrupción serían muchísimo menores.

Paradójicamente, es el dominicano José Batista la persona que probablemente más ha desarrollado este tema. Batista ha escrito una docena de libros sobre el tema, y su íntima vinculación con las endorfinas y el equilibrio emocional. Actualmente realiza programas de recuperación para jóvenes con problemas de conducta y, en general, para estudiantes de diferentes niveles, sobre el desarrollo de la identidad y el éxito personal para universidades, institutos y agencias estatales en México, Argentina, Colombia y otros países.

El teorema fundamental es sencillo: Quien no sabe quién es nunca sabrá decidir a dónde ir. Ni jamás sabrá qué es lo que le da satisfacción duradera. Tampoco evaluar su propia conducta, ni la ajena.

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Deberá ser la primera lección en todas las escuelas del mundo, puesto que la identidad debe ser base de todos nuestros propósitos (objetivos); valor o valioso es todo lo que nos acerca a los mismos. Las normas son las reglas de juego, que evitan conflictos entre los miembros del grupo; o hacernos daño a nosotros mismos.

Sería la vía más expedita para los gobernantes convencer debidamente a los ciudadanos de que se está gobernando para todos, con énfasis en la justicia social y mejores condiciones de vida para los menos favorecidos.

Cuando la mayoría de los ciudadanos tiene visión de futuro y confía en sus gobernantes y conoce sus planes, la conducta delictiva tiende a reducirse a casos extremos de tipo patológicos.

La corrupción administrativa es tema fundamental de la Sociología de la Burocracia y la Administración Pública; como conducta desviada respecto de las leyes y normas del grupo, país o nación. Para la legitimidad básica de toda iniciativa gubernamental, los ciudadanos necesitan entender y estar seguros de que sus esfuerzos y padecimientos son asunto temporal, un sacrificio por el bien común y el ideal patrio colectivo. Que no todo se trata de refugiar frustraciones en los centros de consumo, el relajo y las bebidas.

No fue casualidad que en solo tres palabras Juan Pablo Duarte expresara nuestro excelso ideal: ¡Dios, Patria, Libertad!.

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Debemos anotar, que de estos tres elementos el más popular entre nosotros es el de “libertad”. Pero cuando se carece de la correcta identidad individual y colectiva, la libertad es usualmente una excusa para la corrupción, el abuso y el libertinaje.

Sin identidad jamás habrá orden; tampoco futuro ni patria; particularmente en países, como el nuestro, cuya identidad y cuya soberanía están seria y permanentemente amenazadas por intereses extranjeros; y por un vecino peligrosamente desordenado y menesteroso. Para decir lo menos que debe decirse al respecto.