Congreso Museo del Hombre Dominicano. Octubre 2022. Dedicado a Bernardo Vega
Por: Carlos Andújar
Resumen
El pensamiento del Licenciado de Bernardo Vega es abarcador en los temas escogidos para intelectualizar su vida académica y aportes al estudio de la sociedad dominicana. Sus enfoques desde las diferentes disciplinas que ha contribuido al mundo intelectual dominicano, se han caracterizado por un rigor en el abordaje y tratamiento de los temas y una familiaridad y dominio de los marcos conceptuales de estas disciplinas: Historia, Economía y Arqueología, aunque podría hablarse igualmente de la sociología de poblaciones a través de proyectos de encuestas y sobre todo el análisis de sus resultados que requiere acercamiento técnico-metodológicos con esta ciencia.
De más está destacar los compromisos ocupacionales y de responsabilidad al frente de instituciones de renombre nacional e internacional como la Academia Dominicana de la Historia, el Banco Central y el Museo del Hombre Dominicano alcanzando la cima en cada una de ellas. La arqueología del pensamiento de Bernardo Vega amerita escarbar (como hacen los arqueólogos), para ubicar y determinar los aportes en cada rama del saber científico y sobre todo en la Arqueología y la Antropología a propósito de este congreso.
Desde luego este esfuerzo de presentar la majestuosa, extensa y variada obra de Bernardo Vega, obliga a acercarse a las más destacada de esta clasificación que nos permita un acercamiento a su complejidad, dominios teóricos y conceptuales, facilidad de su narrativa, nivel de dominio y manera de enfocar cada tema de los campos científicos por él estudiados.
Sus obras publicadas, además de revistas, prensa y otros formatos donde se encuentra su pensamiento expuesto, es una labor titánica y no será por el momento el propósito de esta ponencia que se centrará en publicaciones y libros de cierta unidad y extensión, que nos permitan conocer la complejidad y dominio de este intelectual, en los diferentes campos donde dedicó cierta sistematicidad, recurrencia y dedicación, pues de lo contrario se disgrega el interés de esta ponencia.
Una Introducción
La arqueología de la obra del erudito y polifacético escritor, investigador e intelectual de la altura de Bernardo Vega no deja de ser un riesgo y un atrevimiento para quien quiere hacer, además, una arqueología de la misma. Cómo entiendo el concepto de arqueología de la obra de Bernardo Vega, que no sea presentando su obra general, sus temas diversos y en esa búsqueda, encontrar un objeto, una pieza o un artefacto como denominan los arqueólogos en sus trabajos de campo, cuando se tropiezan con un objeto particularmente interesante y, a veces, único por su importancia, belleza, particularidad contextual y contenido demostrativo de un grupo, una época, una región, una manifestación específica de las prácticas culturales de un grupo.
En nuestro caso, una obra escrita por el autor abordado aquí o motivo de mi arqueología literaria, que cuya obra me permita abrir el mundo conceptual, la complejidad teórica o las destrezas investigativas de quien es motivo de una excavación de arqueología literal, que es mi caso. La pregunta es: ¿Encontraré ese objeto, pieza o libro?
Bernardo Vega es de esos autores que dificultan la arqueología de su obra, debido a que en esa prospección inicial hay muchos nichos donde se asienta su pensamiento, muchas miradas y aportes que cada obra podría generar como expectativa, de ahí que una arqueología de la obra de Bernardo Vega atraviesa por demás el temor de deslizarse en muchos objetos o libros que, por su valor y contenido, nos detengan en un momento de su pensamiento en una departamentalización de su versatilidad temática como parte de los distintos oficios y desempeños que ha tenido a través de su vida profesional.
Estos compromisos de su vida pública y profesional ha sabido bien combinarlo para una inmersión intelectual que reflejaba los compromisos asumidos en cada ocasión y un recorrido por su obra, podría decirse que es un recorrido por los distintos desempeños tenido y las competencias profesionales de los mismos que implica un compromiso más que institucional, siendo igualmente para él, profesional y también guardan consonancia con los tiempos en que estos acaecieron.
En sus andanzas como profesional, consultor, escritor, funcionario, diplomático y gestor, fue gobernador del Banco Central, presidente de la Academia Dominicana de la Historia, embajador Dominicano en Washington, director del Museo del Hombre Dominicano, ejecutivo director del periódico El Caribe, consultor internacional y nacional, representante de firmas internacionales de encuestadoras, director-ejecutivo de la Fundación Cultural Dominicana, entre otras muchas funciones y desempeños.
Me cuidé en mi búsqueda de no dejarme envolver de todo, pues pareciera que sus incursiones en distintos enfoques y disciplinas como la Historia, la Arqueología, la Economía, el ensayo y la Literatura.
Todo esto podría ser tan apasionante que, seducido por sus variadas lecturas, nos detuviéramos en distintas estaciones de su prolífica obra. Aquí se trata de un congreso dedicado al autor en cuestión, enmarcado en una temática específica, aunque no única, la Arqueología, la Historia y la Antropología, y en la institución que le albergó como director por cinco años, el Museo del Hombre Dominicano.
La dimensión histórica
- Imágenes del ayer
- Los Estados Unidos y Trujillo 1930 (Dos volúmenes).
- Los Estados Unidos y Trujillo 1945.
- Los Estados Unidos y Trujillo 1946 (Dos volúmenes).
- Los Estados Unidos y Trujillo 1947 (Dos volúmenes).
- La migración española de 1939 y los inicios del marxismo leninismo en la República Dominicana.
- Nazismo, fascismo y falangismo en la República Dominicana.
- La vida cotidiana dominicana a través del archivo particular del Generalísimo.
- Unos desafectos y otros en desgracia.
- Control y represión en la dictadura de Trujillo.
- Los Trujillo se escriben.
- Un interludio de tolerancia. El acuerdo de Trujillo con los comunistas en 1946.
- Más imágenes del ayer.
- Trujillo y Haití, 1930-37. Vol. I.
- El 23 de febrero de 1930 o la más anunciada revolución de América.
- Trujillo y el control financiero norteamericano.
- En la década perdida.
- Eisenhower y Trujillo.
- Kennedy y los Trujillo.
- Los primeros turistas en Santo Domingo.
- Trujillo y las Fuerzas Armadas norteamericanas.
- Asuntos dominicanos en archivos ingleses.
- Kennedy y Bosch.
- Trujillo ante una corte marcial por violación y extorsión en 1920.
- Los Estados Unidos y Trujillo. Los días finales 1960-61.
- Almoina, Galíndez y otros crímenes de Trujillo en el extranjero.
- Cómo los americanos ayudaron a colocar a Balaguer en el poder en 1966.
- Breve historia de Samaná.
- El peligro comunista en la revolución de abril. ¿Mito o realidad?
- Negociaciones políticas durante la intervención militar de 1965.
- Trujillo y Haití, 1930-37. (versión en francés).
- Trujillo y Haití, 1937-38. Vol. II.
- Trujillo y Haití (1939-1946). La agresión contra Lescot. Vol. III.
- Trujillo y Haití. El complot contra Estimé. Vol. IV.
- Desiderio Arias y Trujillo se escriben.
- Kennedy y Bosch. (Aportes al estudio de las relaciones in
- ternacionales del gobierno constitucional de 1963). Con adendum.
- El ascenso de Trujillo al poder, 1929-3038. Trujillo en la intimidad según su hija Flor.
- ¿Quienes eran los ricos a finales de la dictadura de Trujillo?
- La derrota de Penn & Venables en Santo Domingo, 1655. (Segunda edición: en España).
- Correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles.
- Antiguas tarjetas postales dominicanas de la colección de Miguel D. Mena.
- El zemí de algodón taíno.
- Treinta intelectuales dominicanos escriben a Pedro Henríquez Ureña.
- La ocupación militar estadounidense de 1916. Documentos y ensayos.
- La cuestión racial y el proyecto dominicano de anexión a Estados Unidos en 1870.
La dimensión económica - La problemática económica dominicana.
- Evaluación de las empresas de CORDE.
- Tratamiento que recibe la inversión extranjera en la legislación dominicana actual.
- Problemas del sector externo dominicano.
- Estudio sobre las implicaciones de la incorporación de la República Dominicana a la Comunidad del Caribe.
- La coyuntura económica dominicana.
- La agenda pendiente.
- Ajustes de la economía dominicana dentro de la crisis financiera latinoamericana.
- Déficit del sector externo.
La dimensión arqueológica - Arte taíno, Pictografías (1976).
- Los metales y los aborígenes de la Hispaniola (1979).
- Los cacicazgos de la Isla Hispaniola (1980, traducido al francés por la Unesco).
- La herencia indígena en la cultura dominicana de hoy (1981).
- Santos, shamanes y zemíes (1987).
- Arte neotaíno (1987).
- La verdadera ubicación del Golfo de las Flechas (1992).
- Las frutas de los taínos (1997).
- Ensayos sobre cultura dominicana (1980).
- Una obra
- Los Cacicazgos de
- la Hispaniola.
- Introito
- Lo primero es que esta obra, de entrada, se propuso introducir al debate nacional, una mirada diferente a la tradicional y la dominante, acerca de la división de los cacicazgos o gobiernos territoriales en la Española, al momento de la llegada de los españoles a esta isla. Podríamos considerar que este nuevo enfoque trajo consigo una mirada no manejada y de por sí era ya un elemento de oponibilidad a las fuentes tradicionales usadas por los historiadores de la época y los propios historiados nacionales, y al romper con el esquema usado y las fuentes primarias manejadas hasta entonces, como la de Gonzalo Fernández de Oviedo y la del Fray Bartolomé de Las Casas, el nombre de Andrés Morales, era y resultaba algo extraño en los argumentos introducidos al debate por el entonces director del Museo del Hombre Dominicano, Bernardo Vega a quien se dedica, por cierto, este congreso.
- Problemática
- Hasta el momento, los libros de textos usados en la formación de las primeras y posteriores lecciones de historia dominicana, parten de la propuesta de que estos cinco cacicazgos fueron: Marién (como cacique a Guacanagarix), Maguana (Como cacique a Caonabo), Maguá (como cacique a Guarionex), Jaragua (Como cacique a Bohechío) e Higuey (como cacique a Cayacoa), y desde ahí parte la innovadora y revolucionaria propuesta de Bernardo Vega que se apoyó por demás en otras fuentes, investigaciones varias y análisis que incluyeron distintas disciplinas y que enriquecen los argumentos de esta desafiante propuesta.
- Toma como partida, Bernardo Vega, en los inicios de su hipótesis del fundamento principal y sobre cual se ha definido su texto por mí comentado, la primera y hasta ahora única división territorial a partir de la obra del autor Charlesvoix, P. F., Historia de la isla Española o de Santo Domingo, publicada por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos en 1977, que a su vez, se apoyó en Fernández de Oviedo, aclarando Bernardo Vega que Oviedo visitó la isla 31 años después de la llegada de los españoles en 1492, por tanto, muy distante en el tiempo para formular con certeza esta primera propuesta del cronista.
- Desde ese ángulo perceptivo, Vega desarrolla una exhaustiva descripción geográfica, de toponimia y comparaciones que inician en su obra aquí analizada, Los Cacicazgos de la Hispaniola, las primeras comparaciones, fuentes, análisis, estudios particulares y confrontaciones de informaciones que convierten a la obra de Bernardo Vega en un verdadero huracán que amenaza con destruir las tesis establecidas sobre la división territorial de la isla en 1492 y tenida como verdad absoluta.
- Confrontando límites territoriales y fronteras establecidas por los primeros cronistas y contenidas en la obra de Charlesvoix, con algunas otras pequeñas modificaciones hechas por el historiador y geógrafo Casimiro de Moya en su libro Atlas de la isla y de la ciudad de Santo Domingo, publicado en 1979 por la Sociedad Dominicana de Geografía.
- La obra de Bernardo se especializa, sobre todo, en el análisis mesurado, detenido y pormenorizado de las obras del padre Las Casas, Oviedo y Pedro Martir de Anglería, detallando aspectos descriptivos y de delimitación territorial, topografías, sitios y toponimias por ellos usados como recursos metodológicos para deslindar estos gobiernos locales conocidos como cacicazgos.
- Comienza viendo al Padre Bartolomé de Las Casas, donde sostiene de entrada que las Casas llega a la isla en 1502, 19 años después del encuentro de dos mundos, pero no escribe sobre los cacicazgos en ese momento, pues su Historia de los Indios escrita en 1527 no lo menciona, es más tarde, en la década del 1550 que produce su interpretación acerca de la estructura de poder encontrada por los españoles en suelo caribeño.
- Sin embargo, en su obra Apologética Historia sumaria, ya muy avanzado en edad (entre 81 a 85 años) y distante de la vieja división territorial establecida por los caciques, se apoya por igual en su debilitada memoria y construye una propuesta que se proyecta en el tiempo, basándose, además, en una lista de provincias que establece Las Casas, muchas de las cuales pasan a ser cuestionadas analíticamente en esta obra por el autor.
- La obra de Bernardo Vega dedica más de 3 páginas a describir detalladamente puntos y sitios donde encontraba errores importantes y por lo cual descartaba esta división de las Casas, mostrando contradicciones visibles en la descripción, ubicación y toponimia de sitios, ríos, montañas y otros elementos de la geografía de la isla que sirvieron en su momento como determinantes en la configuración y ubicación de estos cacicazgos.
- La figura innovadora en esta obra de Bernardo Vega lo fue Andrés Morales, piloto de barco y experto de la cartografía y la cosmografía, que vino con Nicolás de Ovando a finales de la primera década de 1500 y a quien le encomendó Ovando hacer un levantamiento físico de toda la isla: ríos, montañas, lagos, valles y todo tipo de accidentes físicos del terreno y los suelos. [1]
- ¨Morales fue el primer geógrafo en hacer un mapa en el nuevo mundo, en base a viajar a pie por la zona misma¨
- El perfil de Morales era de gran solidez y entre sus experiencias está el hecho de que viajó con Colón en su tercer viaje, con Rodríguez de Bastidas y el conocido navegante Juan de la Cosa, y llegó incluso a elaborar una propuesta sobre las corrientes oceánicas y trabajó en la Casa de Contratación de Sevilla, según expresa el autor Bernardo Vega en una parte de su obra comentada.
- Como podemos ver, Andrés Morales era una persona de gran dominio en estos temas que aprovechó Bernardo Vega esa sapiencia para desarrollar parte de sus polémicas sugerencias sobre la división de la isla y que contó, además, con otros enfoques, como ya dijimos, que [le] dieron soporte teórico, conceptual y analítico a sus argumentos.
- No obstante, sus aportes no lograron quebrar el esquema tradicional de la división de la isla asumido desde finales del siglo XIX como matriz explicativa de este capítulo de la prehistoria de la isla que se ha apoyado en las teorías tradicionales de Las Casas, y Oviedo, recuperadas por Charlesvoix, retocadas por Casimiro de Moya y transmitida como receta a los historiadores tradicionales que repiten en los textos de historia y manuales del sistema educativo nacional, estos viejos argumentos, desestimando la fuerza demostrativa presentada en esta obra por Bernardo Vega, hace ya más de 4 décadas.
- Los trabajos descriptivos de la geografía de la isla Hispaniola hechos por Andrés Morales, son incuestionables y fueron retomados en su momento por Pedro Martir de Anglería que sin venir nunca a la isla, entendió, como cronista, el valor documental de estos trabajos y descripciones del experto cosmógrafo, hoy recuperados como fuente matriz en esta obra de Bernardo Vega y que de toda su producción de más de 70 libros, dos han sido traducidos al francés y otros al inglés, contando que la traducción al francés de este libro, fue asumida por la UNESCO en el año 1980.
Las cinco provincias aparecidas en la obra de Pedro Mártir de Anglería, venidas a su vez de los estudios y descripciones de Andrés Morales, son las bases sustantivas de la clasificación territorial elaborada en esta obra comentada por Bernardo Vega y que considero un aporte a este importante tema, que si bien ha quedado en el olvido de un debate académico de rigor, la lectura, argumentos, enfoques y aportes hechos por el autor de Los Cacicazgos de la Hispaniola, abre de nuevo en mí una reflexión y una ventana para revisar este capítulo de nuestra historia que lidia entre lo geográfico, lo antropológico, lo lingüístico, lo arqueológico y lo propiamente histórico.
La fuente primaria sobre la cual monta su propuesta Bernardo Vega tiene también su historia de cómo esa división territorial realizada por Andrés Morales, y que es el soporte fundamental en esta obra aquí analizada, tuvo la suerte de haberse enviado al Papa Alejandro VI, de nombre Rodrigo de Borja (1492-1503 fue autoridad papal), de la mano de Pedro Mártir de Anglería y localizada más tarde la misma, por el Dr. Carlos Frati en la Biblioteca Universitaria de Bolonia en el 1929, donde aparece el famoso mapa de la división de los cacicazgos por él elaborada, un índice de nombres taínos o toponimias del mapa realizado por Morales en el 1508, tenido como el más antiguo de la isla.
En esta lectura me agradó la manera en que Bernardo Vega trata las edades, llegada y años de las publicaciones de dos de los principales cronistas sobre los cuales se ha fijado el mapa divisorio actual y que se divulga en el sistema educativo nacional, nos referimos a los cronistas, las Casas y Fernando de Oviedo.
Es obvio que, en comparación con los trabajos de Andrés Morales, sus los escritos de estos cronistas son muy posteriores, quedando en la confianza de la memoria de estos escribientes, su capacidad de información, precisión y certeza de la información y descripciones por ellos suministradas y lo cual me produjo incertidumbre sobre un tema tan importante como el manejo de lo político-territorial y por supuesto, también el territorio como expresión de identidades particulares de sus habitantes, tema por cierto, bien abordado en esta obra por Bernardo Vega cuando se ocupa en la brevedad de este ensayo histórico y antropológico, de los ciguayos y los macorises, páginas 49 a la 62 de su obra consultada.
La versatilidad de la obra Los Cacicazgos de la Hispaniola.
Visto en su conjunto la obra entra y sale con frecuencia, de forma interconectada, con diferentes enfoques y disciplinas, sobre todo, en la segunda parte de su contenido, pasando de lo estrictamente histórico del análisis de las fuentes matrices del tema de la división político-territorial de la isla, a la confrontación de las obras de los cronistas Las Casas y Oviedo, así como con la del cartógrafo Andrés Morales, para luego transitar con rigor y experticia, hacia la arqueología (páginas 65-66), la lingüística, la propia geografía, la antropología, la etnografía, la oralidad, mitos y creencias y la historia propiamente.
En todo el desarrollo de su fundamentación teórico-metodológica, Bernardo Vega cruza con frecuencia a autores, propuestas y temas haciéndola dialógica en su narrativa y crítica a la vez, pues en esencia se confrontan argumentos y puntos de vistas que lo lleva a disentir de las fuentes primarias y a quedarse con la de Andrés Morales, por su certeza, precisión y dominios del tema, de este autor, y es donde radica el aporte de esta obra de Bernardo que permite redefinir lo que hasta el momento se tiene como una verdad impoluta y se repite incluso entre autores de cierto nivel y entre historiadores.
Este libro pasa a desmontar santos del altar, nos convoca a la reflexión, la revisión de los datos históricos y nos permite valorar el papel de la historia, la función del historiador y la importancia de la investigación en estas disciplinas.
Una riqueza de la obra es el análisis detenido de los nombres de provincias, lugares, sitios, regiones y otros espacios de la geografía dominicana, apartando igualmente en su definición y recomponiendo incluso, en algunos casos, su propia y original ubicación de estos sitios en la geografía nacional, pues encontró Bernardo Vega, entre muchos de estos sitios, incorrectas ubicaciones que, lógicamente originan territorialidades y fronteras distintas a las usuales, pues el libro muestra una estrecha relación entre toponimia, arqueología, historia y geografía, que es lo que logra la obra hoy analizada y donde radica, no solo su aporte, sino una actualización para el debate y la recomposición de este capítulo de la historia y la geografía colonial nuestra.
En antropología, el suelo es la esencia de las identidades de los pueblos, desde el terruño se construye el sentido de pertenencia y el principio de diferencia o alternabilidad, teniendo esto claro, contribuimos mejor al fortalecimiento de la memoria histórica y de las identidades de los pueblos, y esto me aportó esta lectura crítica de la obra de Bernardo Vega, Los Cacicazgos de la Hispaniola.
Algunas reflexiones y recomendaciones finales
- Dominio de distintas disciplinas me deja como grato sabor académico esta lectura, que hacen del libro una riqueza y un método de análisis riguroso y necesario para volver a releer capítulos de nuestro pasado asumidos como verdades incuestionables, pero que, conjugando disciplinas con el rigor de la ciencia, podríamos redefinir algunas de ellas, que es uno de los aportes de la obra de Bernardo Vega aquí comentada.
- En pocas páginas encontré una valiosa información condensada con un interés por parte del autor de retomar y desafiar el acomodo de la historia y retarnos a encontrar miradas sobre un mismo tema, sin pudor, pero con rigor.
- La versatilidad del pensamiento de Bernardo Vega se me hizo presente en esta arqueología del pensamiento del autor, de ahí el artículo de mi ponencia
- La Academia de Ciencias, la Academia Dominicana de la Historia y las universidades del país, tienen una buena tarea para el debate, una convocatoria a ver el sentido de estos aportes registrados en esta obra y reacomodar el discurso histórico en temas que lo requieran, sin temor a la verdad histórica.
- Finalmente, y con el mayor dolor, lamento que los libros de textos de nuestros hijos-as repitan este capítulo sin sonrojo de nadie, pudiendo recomponerse sobre la base de un debate académico, porque la propuesta de Bernardo Vega en ese libro es para pensarla, estudiarla, contradecirla y argumentarla, sin ataduras que no sea la científica.
- Como he analizado aquí en mi ponencia, los aportes e importancia de esta obra de Bernardo Vega, Los Cacicazgos de la Hispaniola, debo agregar que las investigaciones siguen haciéndose y que otros investigadores podrían arrojar luz a temas tan pocos claros como este de los cacicazgos, dado que para los primeros cronistas, cacique y cacicazgos fue un término confuso y esto generó sus dudas en el uso y los linderos territoriales a ese poder, sobre todo, del gobierno territorial que iba más allá de los caciques y cuya delimitación era más evidente.
Los estudios más recientes realizados por Keegan y Corine Hoffman, de la Universidad de Leiden, de Holanda, en la línea noroeste del país, incluye un elemento geográfico usado en Puerto Rico en la delimitación del poder del cacique, los ríos, en su obra traducido el título por mí, The Caribbean before Columbus, y citado en el libro de Orlando Inoa, Historia, p 34.
Aunque finalmente creo que en el caso de Bernardo Vega aportó un prisma más amplio que un río, para definir no el cacique, sino el cacicazgo y esto habría que considerarlo, asumiendo naturalmente el aporte de los investigadores de la Universidad de Leiden al tratar este tema, si bien se remarca en algunos autores, que la fuente primaria de Bernardo Vega, Andrés Morales no consultó a los caciques; no obstante, el estudio pormenorizado de este libro de Vega nos permite complejizar el tema y validar su esfuerzo en esta delimitación territorial del poder de los taínos, que es donde veo el aporte de esta obra.
(ESTE ARTICULO DEL DOCTOR CARLOS ANDÚJAR PERSINAL FUE PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL BOLETÍN NÚMERO 50 DEL MUSEO DEL HOMBRE DOMINICANO.)
Bibliografía
- Vega, Bernardo, Los Cacicazgos de la Hispaniola, Fundación Cultural Dominicana, Museo del Hombre Dominicano, 1979.
- Inoa, Orlando, Historia Dominicana, letragráfica, Tercera edición 2022, Santo Domingo, República Dominicana.
- Tavares, Glenis. Entrevista
- Varios libros de textos de historia, de varias editoriales del sistema educativo nacional.
NOTAS: Creo que el concepto de “arqueología literaria”, quien primero lo usó en el país fue Marcio Veloz Maggiolo.
[1] Vega, Bernardo, Los cacicazgos de la Hispaniola, Fundación Cultural Dominicana, 1980, Museo del Hombre Dominicano, Santo Domingo, RD, p. 15.