Una compleja maraña política impacta sistema educativo

Una compleja maraña política impacta sistema educativo

Julio Leonardo Valeirón

El sistema educativo dominicano está caracterizado por una compleja maraña que impide sacarlo del sótano de la baja calidad, lo que no se corresponde con los recursos invertidos desde 2013, cuando comenzó a asignársele el 4% del PIB que dispone la Ley General de Educación, ni con las iniciativas que se han ejecutado a lo largo de 30 años para que los estudiantes dominicanos estén a la altura de sus iguales en la región.

Esas complejidades van desde la incursión de la política como un mecanismo clientelar, con nombramientos innecesarios que abultan la nómina, la falta de continuidad de los planes que implementan los ministros cuando son sustituidos, los apetitos económicos que despierta el presupuesto del 4% del PIB, la debilidad de la formación en segmentos del cuerpo docente, problemas de gestión en los centros educativos y en las regionales, y las eternas contradicciones entre el Ministerio de Educación y la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).

Ese panorama fue descrito por Julio Leonardo Valeirón, exdirector del Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE), y quien por más de 30 años desempeñó distintas funciones en el Ministerio de Educación.

Desde su perspectiva esos problemas se arrastran hace décadas, aunque no puede negar que se han hecho grandes esfuerzos para revertir los terribles resultados que salen de las pruebas PISA, TERCE y ERCE: bajos niveles del estudiantado en lectoescritura, Matemáticas y Ciencias, tanto del sector público como del privado.

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Una propuesta al ministro Ángel Hernández

Ahora que el Ministerio de Educación estrena un nuevo ministro, tras la destitución de Roberto Furcal en medio de ruidos por temas vinculados a las compras y contrataciones, y sus impasses con la ADP, Valeirón le recomienda a Ángel Hernández, el nuevo incumbente, que no se quede solo en sus propósitos de atacar al toro por los cuernos.

“No soy amigo personal de Ángel Hernández, pero hemos trabajado juntos, yo me alegré mucho cuando le escuché decir que no era posible que el Ministerio de Educación, y lo dijo con un énfasis muy complicado, tenga asignado 250,000 millones de pesos, pero con 250,000 personas trabajando.

“Doscientas cincuenta mil personas en el Ministerio de Educación no significa 250,000 maestros, yo no creo que el personal docente llegue a más de 115,000, por lo que el resto es personal administrativo”. refirió Valeirón.

“Qué ha pasado, que los distritos educativos, las regionales, los hemos llenado de gente que no hace nada, que no sea por un sueldo, porque cada Gobierno, lamentablemente, lo que ha hecho es utilizar parte de los recursos del 4% para el financiamiento de sus actividades políticas partidarias, nombrando gente en Educación”.

En ese contexto Valeirón expresó que Hernández va a enfrentar una situación compleja, porque eso no depende solamente de él, sino de la Presidencia, pero si el presidente le dice que cuenta con su apoyo ya es ganancia.

“Pero hay otro funcionariado que tiene los juegos pesados e impone lógicas en este tema, entonces el ministro está en una situación compleja, por lo que no debe quedarse solo, debe hacer una alianza estratégica con todos los sectores que él entienda para poder realmente echar hacia adelante el sistema educativo”.

Al hacer ese señalamiento Valeirón enfatiza que este es un período difícil para hacer cambios estructurales, porque al parecer se avecina una posible reelección del presidente Luis Abinader.

“Eso me preocupa, porque es un período en el que la presión política hacia el presupuesto de Educación crece, sobre todo por los nombramientos.

“Ángel Hernández tiene una cosa que para mi es importante, y es que él es un docente, más que político. Pero siento que la situación es compleja, por lo que él debería mantener conversaciones constantes con el presidente Abinader para que le asegure que, esa presión que va a venir, sea lo menos posible”.

La ADP como elemento de presión política

La ADP es uno de los sindicatos más fuertes del país, y con sus permanentes luchas reivindicativas los maestros han logrado mejorar sus condiciones de vida, con mejores salarios e incentivos por el desempeño docente.

Valeirón reconoce el valor que tiene el sindicato de los maestros, pero a la vez señala las dificultades que muchas veces se tiene con el gremio para alcanzar la eficiencia educativa anhelada por todos.

“Es difícil lidiar con el sindicato, porque ahí viene también la política partidaria, que va a estar por encima de la política educativa. Generalmente los maestros eligen una directiva opositora al Gobierno, porque tendrá un equipo que lo enfrentará, y el Gobierno siempre negociará para no tener las escuelas paralizadas.

“Es un sindicato muy poderoso, y qué bueno, pero creo que tiene que sentarse a pensar cuál es su rol respecto a la calidad educativa. Ellos tienen que defender los derechos de los maestros, pero esa defensa no le puede negar los derechos de los estudiantes de aprender”, destacó Valeirón.

En ese sentido expresó que los miembros de la ADP siempre dicen que priorizan los derechos de los estudiantes, pero en la práctica la realidad es otra porque tienen mucha presión.

“Además, ser dirigente sindical es casi una profesión, porque, excepto raras excepciones, tienen licencia, y cobran. Algunos tienen años sabáticos de hasta 15 años. Entonces el problema no es simple”.