Una coyuntura difícil

Una coyuntura difícil

Gustavo Francisco Petro

Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.

Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.

Y sé muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti. Julio Cortázar

El próximo 7 de agosto asumirá la presidencia de Colombia el ganador de las elecciones en segunda vuelta, Gustavo Petro. Un líder de izquierda, que formó parte de uno de los grupos guerrilleros más agresivos de la historia de su país, el M-19. Durante la campaña tuvo que enfrentar las críticas por haber formado parte de la organización política que propició una de las peores tragedias de la historia del país, la toma del Palacio de Justicia, a pesar de que Petro no tuvo participación directa en el hecho.

El candidato de izquierda Gustavo Petro ganó las elecciones en Colombia al lograr más de 11 millones de votos en la segunda vuelta presidencial, según los resultados de la Registraduría.

Nacido en 1960 en Ciénaga de Oro, Córdoba, en el norte de Colombia, Petro se lanzó por tercera vez a la presidencia como candidato oficial de la izquierda. Tiene el reto de dejar atrás la imagen de sus opositores de ser un líder de ideas y actitudes recalcitrantes, y de tratar de unir a los sectores progresistas para gobernar el país. «No es posible una América Latina —llámela usted de izquierda o de derechas— que viva de sacar gas, petróleo o cobre. La única posibilidad de un desarrollo sostenible en América Latina es el conocimiento, es la producción», dijo a CNN en julio de 2021.

Con su triunfo, el pueblo colombiano les dijo NO a los adeptos a Álvaro Uribe y a Juan Manuel Santos. A pesar de ser un pueblo profundamente conservador, prefirió probar con una opción política distinta, ya que las anteriores no han podido resolver los problemas fundamentales en Colombia. Como dijo CNN:

“Petro representa uno de los extremos políticos antagonistas del expresidente Álvaro Uribe Vélez, una polarización de la que muchos dicen estar cansados, según señalaban encuestas del momento cuando había una disposición hacia el voto en blanco de cara a la segunda vuelta en 2018. Y la fuerza que le dan sus millones de electores tiene contrapeso en sectores que prefieren votar por la derecha porque ven en Petro una amenaza al statu quo”. [2] ¿Qué pasará en Colombia? No lo sabemos. El mundo está a la expectativa.

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Lo que sí está claro es que las últimas elecciones en América Latina están dando muestras de que el pueblo soberano está buscando alternativas políticas no convencionales al statu quo existente. Lo preocupante de esto es que las selecciones van de la extrema derecha (Brasil con Bolsonaro, para contrarrestar a Lula); o la izquierda radical sin programa como es el caso de México, con A ndrésManuel López Obrador, quien comenzó a exigir a España por el pasado conquistador. No olvidemos a El Salvador, con el joven empresario Nayib Bukele, que quiere hacer cambios bruscos en la economía que ha desconcertado al mundo. Lo cierto es, que hay detrás de estos resultados una crítica a la política y a los partidos tradicionales en América Latina.

Y todo esto ocurre en un escenario mundial cambiante y preocupante. Primero está la guerra Urcrania-Rusia; que es más bien el enfrentamiento entre occidente-OTAN y Rusia; con China con un papel ambivalente, pues su apoyo al país invasor liderado por Putin, no ha sido abierto ni contundente. Las secuelas del conflicto, la cautela (o acaso es ¿debilidad?) por los países europeos; la posición ambivalente de Estados Unidos; la expectación del mundo con las ambiciones del líder ruso que quiere volver a la gloria de otros tiempos coloca a la actual coyuntura internacional en una gran interrogante. La crisis política ha traído crisis económica profunda, la inflación se siente en el mundo entero. Sumado a todo esto, tenemos ante nuestros ojos la rivalidad entre China y Estados Unidos; el primero ataca sigilosamente y el segundo ha ido perdiendo vigencia.

El otrora coloso norteño, llamado Estados Unidos, tiene ahora una de las crisis internas más profundas. La polarización con la ultraderecha liderada por el irracional Donald Trump; y la debilidad de los demócratas, pues Biden ha demostrado que su liderazgo es histórico, pero no está en la capacidad física para enfrentar con la fuerza que amerita los frentes abiertos a nivel interno y externo. Las luchas raciales se han agudizado, como un eterno boomerang en la realidad histórica y social estadounidense; la violencia se ha incrementado, colocando en tela de juicio el poder absoluto de la Asociación de Rifles que aboga por el derecho a portar armas de fuego para la defensa, generando una vorágine que se hace cada vez mayor llevándose consigo a miles de inocentes. Estamos ante un panorama desalentador a nivel mundial.

Me aferro a la esperanza. Pero no puedo olvidar a las víctimas inocentes de las guerras ni de los desaprensivos que atacan por perversión escuelas y lugares llevándose consigo la muerte y la desolación.

[1] ¿Quién es Gustavo Petro? Perfil del ganador de las elecciones en Colombia (cnn.com)
[2] Ibid.

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